4 de junio de 2008

EL NUEVO ORDEN MUNDIAL


Mónica Gómez Silva

Introducción

En el transcurso de los siglos XX-XXI, el mundo ha sufrido y soportado una gran variedad de transformaciones tanto políticas, sociales, ambientales, religiosas y económicas. No obstante, lo anterior se debe a que el mundo necesita surgir por medio de cambios ya sean bruscos o perceptivos para poder continuar su proceso de evolución. Pero este surgimiento necesita de un control hegemónico absoluto que se esta haciendo notar cada vez más por el Oeste especialmente desde finales de los noventa por países como; China, India, e Irán algo que de una u otra manera hace notar el deseo de una nueva configuración de orden mundial.

Por ende, en esta nueva alineación mundial se percibe que el poder hegemónico e influencia actual de Estados Unidos esta en un proceso de debilitamiento en todas las esferas, sabiendo que, desde su posesión como poder hegemónico siempre ha tenido el respaldo y apoyo de regímenes internacionales que han promovido la liberalización comercial, los mercados de capital abierto, llevando así; una seguridad democrática prácticamente mundial, pero que al fin y al cabo no esta haciendo mucho efecto; puesto que, en el oeste sus competidores están aprovechando aún más su poder progresivo por medio del control de las industrias energéticas y nucleares. Es pertinente aclarar, que este control sobre recursos energéticos en el continente asiático, ha sido el paso para acrecentar la influencia global de aquellas potencias y también aliados de estos, que son ricos en recursos energéticos principalmente como el petróleo y gas natural, incluso el precio de estos productos en los últimos años a crecido de una forma brutal, e igualmente su crecimiento económico.

Por consiguiente, es relevante analizar la situación del nuevo orden mundial desde el punto de vista de la política exterior de Estados Unidos en regiones como la del África, Medio Oriente y Asia, y cómo ha desarrollado y afrontado su política con el nuevo surgimiento de nuevos actores como China, India e Irán?

Política exterior de Estados Unidos frente al África.

Inicialmente debo resaltar que, el continente Africano se ha caracterizado ante la comunidad internacional por su gran explotación del petróleo y gas natural por las grandes potencias; pero que también se caracteriza por factores que traducen en el clima de extraordinaria inseguridad en el que vive la población como: su alta demografía, sus contantes conflictos étnicos como los de Etiopía o Ruanda, a sus grandes tasas de mortalidad infantil, la escases de alimentos especialmente como el agua potable, las migraciones ilegales y los altos índices de enfermedades mortales como el SIDA. La mayoría de países africanos que sufre esta gran variedad de factores y que están al borde del colapso, se convierten en la principal fuente de violencia política y de inseguridad, esencialmente en el contexto de las luchas por el poder del aparato estatal.

No obstante, a finales de la guerra fría gran parte del apoyo previamente extendido por las dos superpotencias desde ese entonces, a los gobiernos y grupos rebeldes aliados en el tercer mundo despareció, y posteriormente este continente pareció perder importancia estratégica, pero después de algunos años, volvió a renacer esta gran importancia debido a los grandes descubrimientos de reservas del petróleo, y a los constantes conflictos internos que sufre este continente, poco tiempo después se da por medio de la ONU la formación de las operaciones de Paz especialmente en este continente, mejor llamadas peacekeeping por medio de los cascos azules, puesto que pretendían dar una mejor seguridad y estabilidad en África.

Desde 1989 se han llevado a cabo 19 operaciones de Paz en el África, algunas de ellas fracasadas, pero que de una u otra forma, han intervenido en la mayoría de los países africanos. Por consiguiente, se puede interpretar que la nueva dimensión de los cascos azules es una nueva situación de ventaja para Estados Unidos como poder hegemónico, ya que este país, ha sabido aprovechar la coyuntura para legitimar sus acciones y sus intereses como lo fue a principios del 2000, “6000 soldados de siete países africanos empezaron a recibir equipo y entrenamiento militar” . Además porque, el colapso de numerosos regímenes autoritarios, ha incrementado los riesgos de crisis humanitarias severas, con el aumento de las presiones de la opinión publica para llevar a cabo más intervenciones externas principalmente por Estados Unidos.

Esencialmente, la política exterior estadounidense frente al África se ha enfocado en un variedad de factores tales como: apoyar la propagación de la libertad política en todo el continente, ampliar el crecimiento y las oportunidades económicas, afrontar el desafío extraordinario que plantea la pandemia del VIH/SIDA y reforzar las iniciativas africanas que intentan poner fin a los conflictos y combatir el terrorismo.

En la actualidad la democracia se propaga por África. En los últimos cuatro años se han celebrado más de 50 comicios. La expansión económica en el continente ha ido en aumento en los últimos ocho años y 20 países han registrado crecimiento económico en los últimos cinco años.

En los últimos seis años han concluido seis guerras, en Angola, Burundi, Liberia, la República Democrática del Congo, Sierra Leona y el conflicto civil librado durante 22 años entre el norte y el sur de Sudán. Los africanos están tomando el control de su destino colectivo a través de instituciones como la Unión Africana y el programa Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD), que contribuye a la promoción del buen gobierno y a la creación de vínculos de amistad entre los países. La Oficina de Asuntos Africanos del Departamento de Estado aprovecha estos cambios históricos para participar y ayudar en la creación de instituciones que sustenten el progreso durante generaciones. Estados Unidos ha iniciando una era de alianzas con África.

Estados Unidos ha respaldado las instituciones fundamentales de la democracia, a saber: una prensa libre, un poder judicial independiente, un sistema financiero firme y partidos políticos activos.

La labor estadounidense se ha centrado en dos aspectos: en primera instancia es aumento de la capacidad de las comisiones electorales independientes de cada país para llevar a cabo elecciones libres, imparciales y transparentes que generen confianza pública, y en segunda instancia el aliento a todos los candidatos y partidos políticos a que se ganen el voto mediante su atención a la entrega de servicios y al debate político.

Política exterior de Estados Unidos frente al Medio Oriente

Desde hace mucho tiempo Estados Unidos no se enfrenta a la posibilidad de un fracaso en política exterior en Oriente Medio de las proporciones a las que potencialmente se enfrenta hoy en día. “La causa del anterior fracaso fue la caída del Sha de Irán, derrocado por la autoproclamada Revolución Islámica en 1979”.

En ese entonces, la estrategia estadounidense estaba profundamente comprometida en el Irán del Sha . Posteriormente, quizá incluso hasta la actualidad, la estrategia estadounidense en Oriente Medio ha venido respondiendo al reto planteado por la República Islámica de Irán, el régimen que sucedió al régimen de los Pahlevi.

En particular, la decisión estadounidense de invadir Irak en 2003 y derrocar el régimen baazista fue un acontecimiento decisivo, posiblemente de la misma trascendencia que la revolución iraní. Es muy probable que el legado histórico de la Administración del presidente George W. Bush dependa de que Estados Unidos consiga imponer el orden en el devastado Irak y frenar las consecuencias geopolíticas derivadas en su mayor parte de la invasión anglo-estadounidense de 2003 y el período inmediatamente posterior.

La Administración Bush ha insistido en proyectar una imagen optimista de la situación en Irak hasta bien avanzado 2006. En noviembre de 2005, dos años y medio después de que Estados Unidos y el Reino Unido invadieran Irak y derrocaran el régimen baazista de Sadam Husein, la Administración Bush ofreció su plan para una “Victoria en Irak”.

El plan, desvelado en un momento de crecientes dudas sobre las políticas relativas a Irak, preveía un avance progresivo hacia la creación de un Estado modelo en Oriente Medio, tal y como se describe a continuación:

A corto plazo: Irak progresa de forma constante por lo que respecta a la lucha contra los terroristas, la consecución de hitos políticos, la creación de instituciones democráticas y el desarrollo de sus fuerzas de seguridad.

A medio plazo: Irak lleva la iniciativa en la lucha contra el terrorismo y mantener su propia seguridad, con un Gobierno plenamente constitucional en funcionamiento y en vías de pleno desarrollo de su potencial económico.

A largo plazo: Irak disfruta de paz, unidad, estabilidad y seguridad, está bien integrado en la comunidad internacional y es socio de pleno derecho en la lucha global mundial contra el terrorismo .

Pero infortunadamente, Irak no está siguiendo el camino previsto en “Victoria en Irak” además, el Gobierno iraquí está decidido a mantener unas relaciones con Irán bastante más amigables de lo que a Estados Unidos le gustaría. Los kurdos, que disfrutan de una gran autonomía en el norte de Irak, siguen mostrándose formalmente comprometidos con un Irak unificado pero, de dárseles la opción de elegir entre el caos iraquí y un Kurdistán independiente, no hay demasiadas dudas de cuál sería la preferencia popular.
Es importante señalar, que la policía iraquí está en gran parte bajo la influencia de las milicias chiíes y se sabe que han participado intensamente en asesinatos políticos, secuestros y masacres de suníes.

Sólo el ejército, que representa aproximadamente un tercio de todas las fuerzas de seguridad, se recluta con un criterio de varias sectas. Aunque se ha avanzado en su adiestramiento y equipamiento, prácticamente todas las unidades siguen dependiendo enormemente de la ayuda de las fuerzas armadas estadounidenses.

El primer ministro, Nuri Al Maliki, se ha comprometido a hacer que la reconciliación política entre los musulmanes chiíes y suníes y la población kurda sea una de las principales prioridades de su Gobierno, pero hasta hora, no se han producido resultados significativos. De hecho, podría decirse que las diferencias entre chiíes y suníes han aumentado, dando lugar a la proliferación de la violencia sectaria. La delincuencia está generalizada y muchos iraquíes siguen siendo vulnerables a los secuestros, los robos de coches con violencia, los allanamientos con robo y la violencia gratuita.

En el actual Irak, Estados Unidos y sus cada vez más aliados de armas como; el Reino Unido, Australia y Corea del Sur solo aportan una cifra igual o superior a los mil soldados se enfrentan a problemas como la insurgencia, un alto nivel de criminalidad, una guerra civil de carácter sectario y una violencia incendiada por el grupo terrorista de al-Qaeda.

La violencia sectaria entre chiíes y suníes ha aumentado a un ritmo desenfrenado, cobrando un gran cantidad de victimas. En respuesta a esa violencia sectaria, los iraquíes se han refugiado en países vecinos como Jordania, Siria e Irán.

Con respecto al informe del Grupo de Estudio sobre Irak (ISG por sus siglas en inglés) . Aunque el informe no emplea la palabra “fracaso”, resulta imposible leerlo sin llegar a la conclusión de que Estados Unidos estaba fracasando en prácticamente todos sus objetivos en Irak.
Este grupo ofreció varias recomendaciones, que pueden resumirse de la siguiente manera:

1. Estados Unidos debe lanzar una nueva iniciativa diplomática para tratar de lograr un diálogo eficaz con todos los vecinos de Irak, incluidos Siria e Irán, y obtener su ayuda.

2. Aunque debe mantenerse la presión multilateral para detener los aparentes intentos iraníes de desarrollar capacidad para crear armas nucleares, es viable un diálogo con este país con respecto a Irak.

3. Reconociendo que el conflicto árabe-israelí es un elemento clave de la política regional, el Grupo de Estudio sobre Irak recomendó que se renovaran los esfuerzos por avanzar hacia la consecución de acuerdos pacíficos entre Israel y sus vecinos Siria y Líbano y que se materializara el objetivo declarado del presidente de lograr una solución biestatal para resolver las legítimas reivindicaciones tanto de israelíes como de palestinos. Al hacer esta recomendación, el Grupo invirtió la lógica defendida por la Administración Bush al invadir Irak, que dio por supuesto que un éxito estratégico en Irak facilitaría una solución al conflicto árabe-israelí, puesto que los árabes beligerantes se mostrarían más dispuestos a alcanzar un acuerdo. El Grupo defendió, a la inversa, que una iniciativa seria para resolver las diferencias entre árabes e israelíes facilitaría la cooperación árabe en Irak y reduciría también la creciente animadversión pública hacia Estados Unidos existente no sólo en el mundo árabe sino también en el mundo musulmán en general.

Aunque el Grupo no aprobó un calendario concreto, instó a que se acelerara el reemplazo de tropas estadounidenses por tropas iraquíes, a que se “integraran” más tropas estadounidenses en las unidades iraquíes para acelerar su adiestramiento y aumentar su eficacia operacional y a que Estados Unidos otorgara especial importancia al proceso de reconciliación. Sin mencionar cifras concretas, en el informe se prevé una reducción significativa de las tropas de combate estadounidenses para la primavera de 2008, si bien también se indica que quizá sea necesario incrementar los efectivos militares por un breve espacio de tiempo para conseguir poner en práctica las recomendaciones.

La Administración Bush repelió el informe y rechazó enérgicamente la idea de que Estados Unidos debería llevar a cabo una retirada planificada de Irak. O en otras palabras, Bush rechazó la idea de que había fracasado en Irak.

La administración de Bush, decidido conservar la posibilidad de una “victoria” en Irak. Entonces optó por una decisión que fue recibida con gran suspicacia hasta en el Pentágono y durante las deliberaciones del Grupo de Estudio sobre Irak, a saber, enviar una nueva “oleada” de tropas a Bagdad y la provincia de al-Anbar, donde se producen dos tercios de los actos de violencia en Irak.

Al mismo tiempo, la Administración Bush y su cada vez menor grupo de partidarios desdeñaron también la sugerencia del Grupo de que debía implicarse diplomáticamente a Siria e Irán para tratar de entablar un diálogo estratégico en torno a Irak. De hecho, se ha podido documentar que Estados Unidos presionó a Israel para que pusiera fin al diálogo diplomático que había estado manteniendo en secreto con Siria desde 2004.

Pero infortunadamente, las perspectivas de que Estados Unidos alcance una victoria en Irak son escasas. Es más, el ejército estadounidense se encuentra prácticamente roto. En otras palabras, aun en caso de que el clima político estadounidense respaldase un amplio aumento de las tropas desplegadas en Irak, sencillamente hay pocas tropas adicionales disponibles después del nuevo incremento de 21.500 soldados. De hecho, el ejército está teniendo problemas para conseguir ese número de soldados. Inevitablemente, este hecho no sólo limita las posibilidades de éxito en Irak, sino que además reduce también las opciones estadounidenses con respecto a Irán.

La globalización ha cambiado la región. Hoy es menos difícil que los radicales adquieran financiamiento, armas, ideas y reclutas. El crecimiento de los nuevos medios, y sobre todo de la televisión satelital, ha convertido al mundo árabe en una aldea regional y la ha politizado. Buena parte del contenido exhibido escenas de violencia y destrucción en Irak, imágenes de prisioneros iraquíes y musulmanes maltratados que sufren en Gaza, Cisjordania y ahora Líbano -- ha hecho que mucha gente de Medio Oriente se aparte más de Estados Unidos. Como resultado, los gobiernos de Medio Oriente enfrentan ahora más dificultades en colaborar abiertamente con Estados Unidos, y así la influencia estadounidense en la región ha disminuido.

En si, la política exterior estadounidense ha buscado la estabilidad, pero en lugar de ello el autoritarismo y la disfuncionalidad han calentado una ideología hostil y antidemocrática que trajo más inestabilidad al mundo. Sus intereses a largo plazo en esta región del mundo dependen del avance de la libertad y la justicia, y de la expansión de economías de mercado que funcionen bien en toda la región.

Europa y Estados Unidos comparten una visión de un Oriente Medio democrático. Juntos han lanzado iniciativas para fortalecer a los reformistas en esa región. Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y las Naciones Unidas están comprometidos a encontrar una solución biestatal al conflicto israelí-palestino. Han presionando a la dirigencia palestina a que actúe decisivamente contra el terrorismo, reconozca el derecho de Israel a existir, cumpla sus compromisos internacionales y crea una democracia practicante fundada en la tolerancia y la libertad. Alientan a Israel a hacer su parte para ayudar a los palestinos a establecer un estado arraigado en la democracia y el imperio de la ley, que viva en paz con Israel.

Estados Unidos ha colaborado de cerca con el grupo “EU-3” para convencer al régimen iraní de que coopere con la comunidad internacional y que abandone sus esfuerzos para desarrollar armas nucleares.

Europa y Estados Unidos apoyan al nuevo gobierno de Iraq elegido democráticamente y sus esfuerzos por llevar seguridad, prosperidad y una democracia duradera al pueblo iraquí.

Con respecto a Afganistán

El objetivo estadounidense en el conflicto de Afganistán fue inicialmente la eliminación de Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda, no el derrocamiento del régimen de los talibanes, que le había dado refugio.

Lo que inicialmente entendió el mundo que debía ser una represalia ejemplar se ha transformado en un conflicto que desde finales de 2006, con la extensión de las operaciones de la OTAN por el sur y este del país, pone a prueba la credibilidad de la alianza atlántica.

No parece probable que la historia vaya a juzgar amablemente las intervenciones militares en Afganistán a Irak. Los éxitos iniciales de estas dos acciones bélicas, que en cuestión de unas semanas provocaron sendos cambios de régimen se han renovado, en los últimos tiempos. Y las ideas neoconservadoras que las patrocinaron han sido desacreditadas. En Afganistán, la Administración de Bush desencadenó la guerra con un impulso unilateralista, rechazando la ayuda que le ofreció la OTAN.

La agresión del 11 de septiembre representó para la Administración Bush la oportunidad de poner en práctica una gran estrategia para transformar el mundo de la posguerra fría, incluido Medio Oriente, donde Washington decidió actuar con el convencimiento de que tenía la influencia suficiente para extirpar las raíces del terrorismo islámico y transformar democráticamente países como Afganistán e Irak.
De otro modo, el hundimiento del transatlántico Lusitania, “provocado por un submarino alemán el 7 de mayo de 1915, que costó la vida a 1.200 personas, entre ellas 129 estadounidenses. Segundo, el ataque japonés contra Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, que mató a 2.043 estadounidenses. Y, finalmente, el 11 de septiembre del 2001, cuando los atentados en Nueva York, Washington y Pensilvania segaron 2.986 vidas, la mayoría estadounidenses”, y dieron paso a las guerras de Afganistán y de Irak. El hundimiento del Lusitania y el ataque contra Pearl Harbor fueron decisivos para que los estadounidenses resolvieran en dos épocas distintas el dilema de cómo debían protegerse mejor. Estos precedentes ayudan a explicar que el 7 de octubre de 2001, estadounidenses y británicos respondieran militarmente desde el cielo afgano, y con la bendición de la Organización de las Naciones Unidas, a la agresión del 11 de septiembre. Fue el primer gran conflicto del siglo XXI y el principio de un cambio en el pensamiento estratégico de Estados Unidos.

Cuando el periodista John O’Sullivan recalcó en 1839 la expresión Destino Manifiesto, Roosevelt llevó a Estados Unidos, a base de idealismo wilsoniano y pragmatismo, hacia un compromiso internacional permanente como mejor manera de defender el interés nacional. La Administración Roosevelt entró en la Segunda Guerra Mundial imbuida de una filosofía global que provocó un debate no muy distinto al desatado después del 11 de septiembre entre neoconservadores y realistas.
Por ende desde el impacto de los atentados del 11 de septiembre. La administración Bush, intervino militarmente de manera unilateral, sin aceptar la ayuda ofrecida por sus socios de la OTAN.

La Administración Bush tuvo la suerte de que un país como Afganistán se declarara solidario de la red terrorista Al Qaeda, responsable del 11 de septiembre, porque esto hizo posible que su respuesta fuera convencional: una guerra entre Estados.

Pero, desde agosto de 2003, la OTAN, cuya ayuda solicitó Washington después de derrocar al régimen talibán, tiene el mando de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF), que agrupa a un total de 36 países, incluidos los que no son miembros de la alianza atlántica.

“Esta fuerza internacional controla todo Afganistán desde octubre de 2006, cuando extendió su misión por las provincias del sur y este, donde la guerrilla talibán es más activa, hasta la frontera con la provincia pakistaní de Waziristán, las tropas de la ISAF estacionadas en Afganistán suman, desde principios de 2007, 39.000 soldados, incluidos 12.000 de los 20.000 estadounidenses que fueron desplegados en la Operación Paz Duradera”. Pero esta presencia militar continúa siendo insuficiente para el alto mando militar de la OTAN, que periódicamente ha reclamado un mayor compromiso por parte de los países que integran la ISAF. Estados Unidos, se ha quejado reiteradamente de la negativa de algunos de sus socios europeos, entre ellos Alemania y Francia, a aumentar sus efectivos y a poner un pie en las áreas de mayor conflictividad.

Además, la Administración Bush, desembocó en una serie de medidas excepcionales que, en nombre de la seguridad, han suspendido distintas libertades civiles.

Política exterior de Estados Unidos frente al Asia

Ninguna otra región del mundo encierra mayores beneficios y desafíos en potencia para Estados Unidos que Asia especialmente Oriental. En ella se encuentran algunos de los socios más incondicionales en materia de seguridad y comercio; como Japón, potencia establecida, y China, potencia en ciernes; y se encuentra también un dinamismo político y económico que es motivo de envidia en otras regiones. La región contiene un tercio de la población de la Tierra; representa un cuarto del PIB mundial; tiene una participación desproporcionada del crecimiento mundial y recibe 26 por ciento de las exportaciones estadounidenses, inclusive cerca del 37 por ciento de las exportaciones agrícolas, en total unos 810.000 millones de dólares en comercio bidireccional con Estados Unidos.

En todos los aspectos, ya sea geopolítico, militar, diplomático, económico o comercial, Asia Oriental es una región vital para los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos. Las prioridades estratégicas a largo plazo de la política exterior de Estados Unidos son, en lo esencial, bastante sencillas. Ellos quieren un mundo democrático, próspero, estable, seguro y donde reine la paz. Sus políticas con respecto a la región de Asia Oriental y del Pacifico se apoyan en estos objetivos mundiales y participan ampliamente en la región, en el avance de estas metas fundamentales.

No obstante, en los últimos años se han celebrado con éxito elecciones no sólo en las democracias establecidas (Australia, Japón, Malasia, Mongolia, Filipinas, Singapur, Corea del Sur y Taiwán), sino también en Indonesia, país de reciente democratización con la mayor población musulmana del mundo. Algo que prevalece de una u otra manera la hegemonía estadounidense.

También se ha dado un aumento de la prosperidad y las oportunidades económicas en toda la región, todo ello impulsado por el rápido desarrollo de China y la amplia recuperación entre países miembros de la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN) de la crisis financiera que experimentaron a finales de los años noventa. Las economías de la región avanzan hacia una mayor apertura económica, menores obstáculos al comercio y cooperación regional. Los niveles de ingreso han subido y, en general, la pobreza extrema ha disminuido.

Hoy Asia Oriental está mayormente en paz. La región no ha experimentado ningún conflicto militar importante en más de 25 años. A pesar de atentados terroristas ocasionales, se ha visto un rechazo amplio al terrorismo.
A medida que Asia Oriental ha cobrado auge en los ámbitos político y económico, la región también se ha consolidado. En la actualidad se aprecia una ampliación de la cooperación regional tanto política, económica como culturalmente, en el seno de las principales instituciones de la región, como el foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacifico (APEC), ASEAN y el Foro Regional de ASEAN (ARF).

No obstante este trasfondo de tendencias favorables, quedan aún varias amenazas. Entre las más importantes cabe destacar la situación en Corea del Norte, donde el régimen de Pyongyang continúa enfrentándose a la comunidad internacional con su búsqueda de armas nucleares. Con el fin de solucionar este asunto, la administración de Bush ha establecido el marco de las conversaciones a seis bandas, cuyo objeto es lograr que Corea del Norte desmantele su programa nuclear en forma permanente, completa y transparente.

En toda la región se reconoce, cada vez más, que el terrorismo amenaza a todos los gobiernos y que la mejor manera de encararlo es con el esfuerzo conjunto. También Estados Unidos ha buscando la forma de ayudar a los estados de la región que tienen responsabilidad soberana de la seguridad de la importante ruta comercial del estrecho de Malaca, a fin de acrecentar su capacidad de aplicación de las leyes marítimas y la cooperación.

Por último, Estados Unidos ha de colaborar con aliados y amigos en la región para promover la reconciliación nacional y la democracia en Birmania. El distanciamiento persistente de este país de la comunidad internacional es un problema que preocupa cada vez más a la región, especialmente a la ASEAN.

Entre tanto, Indonesia que, después de más de tres décadas de regímenes autoritarios, se ha convertido en la tercera democracia más grande del mundo. Susilo Bambang Yudhoyono, que ganó las elecciones de 2004, es el primer presidente directamente elegido en Indonesia. Ha iniciado un programa de reformas de gran alcance y se propone luchar contra la corrupción y fortalecer las jóvenes instituciones democráticas de su país y, al mismo tiempo, crear las condiciones para un crecimiento económico sostenido, esencial para el desarrollo y la estabilidad del país.

Últimamente Estados Unidos se ha dedicado en, actividades y recursos considerables para apoyar la integración plena de Camboya y Vietnam en las instituciones regionales y la economía mundial, y respaldar reformas que mejoren la vida de sus pueblos. La reunión de los líderes de APEC, que tendrá lugar en Vietnam en noviembre de 2006, pondrá de relieve el auge de Vietnam como potencia regional dinámica.

Una de las tendencias favorables en la región del Pacífico asiático es la mayor cooperación regional, que incluye el desarrollo de las organizaciones regionales.

El gobierno estadounidense ha ampliado contactos con estas organizaciones para examinar las cuestiones de interés común que pueden abordarse más eficazmente en forma multilateral. Es relevante aclarar que, Estados Unidos ha participado muy activamente en el foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (APEC), asociación de 21 países con costas en el océano Pacífico, cuya cooperación tiene por objeto acrecentar la seguridad y la prosperidad de la región.

Para Estados Unidos, APEC es la institución clave en la búsqueda de la liberalización del comercio y la inversión y para encontrar solución a las cuestiones que exigen una cooperación multilateral, como por ejemplo la forma de enfrentar la amenaza de una pandemia de influenza aviar y garantizar la seguridad del comercio en la región.

Estados Unidos es participante entusiasta en el foro regional de la ASEAN (ARF) (la única institución regional inclusiva, en sentido general, dedicada a las cuestiones de seguridad), y ha iniciado charlas con los gobiernos de la ASEAN en cuanto a una asociación más amplia entre esta organización y Estados Unidos que incluya una nueva cooperación en cuestiones políticas y de seguridad, económicas y socioculturales.

Estados Unidos apoya en forma activa los programas de la región del Pacífico, principalmente por medio de organizaciones regionales como la Secretaría de la Comunidad del Pacífico y el Foro de las Islas del Pacífico, mediante asistencia económica, técnica y de desarrollo para los 22 países y territorios del Pacífico.

Con el objeto de hacerle frente a las amenazas a la paz y seguridad regional, el presidente Bush ha hecho insistencia en el fortalecimiento y revitalización de las alianzas. Los vínculos que tienen con sus cinco aliados claves y con un socio clave en la región han mejorado significativamente desde 2001; sin embargo, la difícil tarea de avanzar en este progreso ocupará tiempo en los próximos años.

Estados Unidos y Australia tienen una larga historia de cooperación como aliados muy cercanos y sus relaciones atraviesan el mejor momento de su historia. Australia apoya a Estados Unidos en Afganistán e Iraq, y envía fuerzas a esos conflictos y desempeña un papel importante en la reconstrucción. Comparten el compromiso de combatir el terrorismo, la trata internacional de personas, la no proliferación y demás cuestiones transnacionales.

El presidente Bush ha calificado a Japón como factor de paz y estabilidad en la región, miembro apreciado de la comunidad mundial y aliado de Estados Unidos digno de confianza. Siguen trabajando de cerca con Japón, avanzando sus relaciones hacia una asociación más madura, en el cual Japón desempeñe un papel cada vez más eficaz en el fomento de los intereses estadounidenses tanto regional y mundial.

Las relaciones con Corea del Sur avanzan más allá de su motivo original de seguridad, a medida que la República de Corea comienza a desempeñar la función política mundial que corresponde a su posición económica. Corea del Sur ocupa el tercer lugar en cuanto al número de tropas que ha contribuido a las operaciones internacionales en Iraq y Estados Unidos ha decidido iniciar negociaciones para un tratado de comercio bilateral que, una vez finalizado, hará que Corea sea el tercero entre nuestros mayores socios comerciales, después de Canadá y México.

Tanto Tailandia como Filipinas son importantes aliados ajenos a la OTAN y también socios importantes en la guerra contra el terrorismo. Tailandia ha contribuido tropas para las actividades de la coalición en Afganistán e Iraq y es otro país con el que celebran conversaciones sobre libre comercio. Las fuerzas armadas de Estados Unidos y Filipinas cooperan estrechamente y la administración Bush participa en un programa multianual, de financiación conjunta, denominado Reforma de la Defensa Filipina, cuyo propósito es modernizar la estructura del establecimiento de defensa de ese país.

Con respecto a Singapur, que no es un aliado por tratado sino un socio cada vez más allegado, permite acceso a instalaciones portuarias de primera clase y aeródromos estratégicamente situados a lo largo de rutas de transporte claves.

Singapur desempeña una función activa en las actividades regionales de protección de las vías marítimas vitales que cruzan los estrechos de Malaca y Singapur.

Estados Unidos y Europa apoyan la transformación de Rusia en una democracia vibrante y orientada al libre mercado, y también buscan profundizar una asociación para fomentar la seguridad, la paz y la prosperidad mundiales. Cooperan con Rusia en la búsqueda de intereses comunes, incluidos la no proliferación, el fin del terrorismo y la promoción de la salud. Al mismo tiempo, a Estados Unidos les inquieta algunas tendencias preocupantes en el desarrollo democrático de Rusia y la manera en que Rusia trata a algunos de sus vecinos, incluidos algunos aspectos del uso que hace Rusia de los recursos energéticos.

Finalmente, Estados Unidos apoya la transformación de Rusia en una democracia vibrante y orientada al libre mercado, y busca profundizar una asociación para fomentar la seguridad, la paz y la prosperidad mundial. Estados Unidos coopera con Rusia en la búsqueda de intereses comunes, incluidos la no proliferación, el fin del terrorismo y la promoción de la salud. Al mismo tiempo, a Estados Unidos les inquietan algunas tendencias preocupantes en el desarrollo democrático de Rusia y es la manera en que Rusia trata a algunos de sus vecinos, incluidos algunos aspectos del uso que hace Rusia de los recursos energéticos.

Estados Unidos ha trabajado también para apoyar a las democracias jóvenes y todavía vulnerables de Ucrania y Georgia. Las revoluciones Naranja y Rosa inspiraron a los pueblos que buscan la libertad en todo el mundo. Están comprometidos a ayudar a los ucranianos, georgianos y a otros que se encuentran junto a las fronteras de la libertad, a consolidar sus avances democráticos.

Estados Unidos y su frente con respecto a nuevos actores como China, India e Irán

Con respecto a China

Estados Unidos continúa prestando atención cuidadosa a la evolución de las relaciones con respecto a China. Algo que no apoya la administración de Bush es la independencia de Taiwán y se oponen a medidas unilaterales, tanto por parte de la República Popular China, como por parte de Taiwán, que alteren el statu quo. Estados Unidos solicita a ambas partes a que abran un diálogo directo a fin de llegar a una solución pacifica de las diferencias en el estrecho, sin la amenaza o el uso de la fuerza y de manera aceptable para ambas partes.

Cuando se considera la tarea que implica el objetivo de la diplomacia de transformación promover la democracia, el buen gobierno y la responsabilidad en el sistema internacional, ningún esfuerzo presenta un mayor potencial de dificultad o de recompensa que las relaciones con China.
El éxito de la visión estratégica de Estados Unidos en el largo plazo en Asia Oriental dependerá, en gran medida, del papel que desempeñe China como potencia incipiente a nivel regional y mundial. Estados Unidos acoge una China confiada, pacífica y próspera. Estados Unidos desea que China asuma un papel cada vez mayor como miembro responsable en el sistema internacional.

Al igual que China, el Asia Sudoriental está cambiando rápidamente: muchos países avanzan por el camino del desarrollo económico y la prosperidad. Asia Sudoriental ofrece terreno fértil para las actividades estadounidenses de diplomacia de transformación en apoyo de las reformas que llevan a cabo los pueblos de la región, y que promoverán la democracia y el buen gobierno, fomentarán el desarrollo económico de base amplia y sostenible, fortalecerán sus sociedades y los hará socios más fuertes.

Estados Unidos y China se aproximaron tras los atentados en Nueva York y Washington, pero el énfasis del gobierno de Bush en la guerra antiterrorista y en la seguridad interna desvían su interés de asuntos asiáticos esenciales.

“Expertos en China y ex funcionarios estadounidenses coincidieron en que las buenas relaciones bilaterales se mantendrán mientras Washington no toque la cuestión de la política interna china” . Pero es muy posible que Estados Unidos no dedique demasiado esfuerzo a elaborar definiciones estratégicas sobre Asia. Ya se advierte que en el ámbito más alto no existe una verdadera atención a la cuestión. El desinterés del gobierno de Bush por Asia debería preocupar a sus aliados regionales. Las nuevas prioridades de Washington coinciden con una etapa de cooperación con Beijing, lejos de las tensiones creadas por la cuestión de Taiwan, los derechos humanos y el armamentismo, que caracterizaron las relaciones bilaterales de los últimos años. Pero esta nueva realidad prevalecerá sólo si Washington evita toda presión por cambios políticos en China. Por ende, Mientras Estados Unidos no intente imponer cambios en China ni la trate como enemiga, ambas naciones contarán con espacio para conducir sus relaciones en forma constructiva.

Asimismo, los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos modificaron el escenario internacional y persuadieron a los gobernantes de ambos países de la necesidad de minimizar sus diferencias y colaborar en la guerra contra el terrorismo. El gobierno de China condenó de inmediato los actos terroristas, perpetrados mediante el secuestro de aviones comerciales.

De otro modo, el gobierno chino dio un impulso fundamental a la causa estadounidense durante la cumbre del foro de Cooperación Económica de Asia y Pacífico (APEC) de octubre, a la que asistió Bush. Pero el gobierno de Bush ha respondido refiriéndose a China como su competidor estratégico, Bush también se ha referido a China como una gran potencia con la cual su país desea una relación constructiva. Esta relación podemos decir que se puede mantener dependiendo en gran medida, de la forma en que Estados Unidos trate a China en el nuevo periodo de transición que se abre para ese país como consecuencia de sus relaciones con respecto en las relaciones que tienen estos países en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Sin embargo, las relaciones se tensionaron en los primeros meses del gobierno de Bush, cuando éste dio a conocer su sistema de defensa con misiles, que podría dejar obsoleto el arsenal de misiles balísticos chinos.

Pero tras los atentados de septiembre, el gobierno de Bush parece haber abandonado la idea de que China es su enemigo.

Con respecto a India

Estados Unidos ha formando una alianza estratégica mundial con la India, la mayor democracia del mundo y, en veinte años, probablemente la nación con mayor población. India y Estados Unidos son democracias multiétnicas, multilingües y plurirreligiosas, cuyos intereses coinciden cada vez más en lo que respecta a las cuestiones más importantes del mundo. Dos de los aspectos en los que Estados Unidos ha colaborado en la actualidad son la apertura de nuevos ámbitos de cooperación económica y la conclusión de una colaboración nuclear civil. Están también, examinando ámbitos en los que su alianza pueda fomentar los intereses internacionales, entre ellos la agricultura, la consolidación de la democracia, el socorro en casos de desastre, la educación, la ciencia y la tecnología.

A estados Unidos le conviene establecer una amplia alianza estratégica con la India que estimule el surgimiento de ese país como una fuerza positiva en el ámbito mundial. En el contexto de esta alianza, y como parte del programa de trabajo mucho más extenso que se acaba de describir, Estados Unidos ha llegado a un acuerdo decisivo con la India para lograr una plena cooperación en la aplicación civil de la energía nuclear al mismo tiempo que se fortalece el régimen de no proliferación nuclear.

La India cree, y EEUU está de acuerdo en ello, que necesita de la energía nuclear para sostener un crecimiento económico dinámico, y hacer frente a sus crecientes necesidades de energía de una manera asequible y ecológicamente responsable.

La intención de Estados Unidos es, proporcionar a la India acceso a la tecnología que necesita para establecer una infraestructura segura, moderna y eficiente que proporcione una energía nuclear limpia y pacífica, una de las pocas fuentes comprobadas de energía exentas de emisiones que pueden suministrar la energía necesaria para una economía moderna.

Al mismo tiempo, la India ha acordado asumir compromisos clave de no proliferación que por primera vez la incorporará a la corriente dominante de la comunidad internacional de no proliferación nuclear. Éste es un paso positivo muy importante para la India. Si bien puede hacerse más, y se lo hará, la aplicación por parte de la India de sus compromisos acordados mejorarán, en última instancia, nuestras actividades de no proliferación a escala mundial.

Con respecto a Irán

El gran beneficiario de la política estadounidense en Oriente Medio ha sido obviamente Irán. Como hemos observado, se ha derrocado al enemigo por excelencia de Irán, Sadam Husein. Entretanto, Irán avanza deliberadamente hacia el desarrollo de la capacidad de obtención de armas nucleares, obstaculizado más por sus propias limitaciones que por las sanciones y amenazas externas.

No obstante, debemos recordar que, en 1990-1991 y en 2003 el mero hecho de que Estados Unidos reuniera una cantidad formidable de tropas en la región se convirtió en argumento en favor de emplear esas tropas y emprender acciones bélicas. Estados Unidos pronto tendrá dos grupos de portaaviones destacados en la zona, y quizá pronto un tercero, y le costará abandonar su actitud combativa si Irán no realiza concesiones lo bastante significativas. Aunque muchos funcionarios iraníes son plenamente conscientes de la gravedad de la situación, no resulta muy difícil imaginar una serie de choques reales que podrían conducir, quizá no intencionadamente pero sí obligatoriamente, a una fuerte campaña militar aérea y naval contra Irán. O, en pocas palabras, a otra guerra a instancias estadounidenses.

La presente estrategia de cara a Irán presenta los siguientes aspectos:

1. La amenaza de que Irán adquiera hegemonía sobre amplias extensiones de la región se esgrime para reforzar una alianza con los Estados árabes “moderados”. El trasfondo es que a dirigentes árabes amigos como Hosni Mubarak y los dos Abdalás de Jordania y Arabia Saudí les agradaría ver cómo alguien pone en su sitio a Irán.

2. En vista de que el apoyo nacional a la operación en Irak se está desvaneciendo, la Administración está haciendo esfuerzos por distraer la atención y acusar a Irán de la situación por interferir y facilitar actos de violencia contrarios a la coalición. Las recientes acusaciones de que Irán quizá haya suministrado sofisticados artefactos explosivos resulta algo hipócrita dado el papel que el arsenal estadounidense ha desempeñado en permitir la guerra emprendida por Israel en el Líbano, pero decir eso supondría una incorrección política.

3. Irán ha reprendido y con el apoyo tácito de los regímenes árabes moderados, las fuerzas estadounidenses suavizan los peores estragos de la guerra civil y hacen que el conflicto en Irak pase de ser un desastre de proporciones catastróficas a ser una situación caótica pero controlable de la que los iraquíes son los principales responsables por no haber sabido sacar provecho del “regalo” de la liberación.

La idea de que Estados Unidos podría atacar Irán, hacer que acatara su voluntad y posteriormente reforzar su posición de poder en Oriente Medio resulta sumamente arriesgada. Un ataque estadounidense debilitaría las voces pragmáticas en Irán, reavivaría el nacionalismo iraní, brindaría incentivos para que Irán le hiciese a Estados Unidos la vida extremadamente difícil en Irak y otros lugares y probablemente dificultaría el comercio internacional del petróleo.

El apoyo a Estados Unidos ya es de por sí escaso entre la comunidad chií. La idea de que el Gobierno de Bush, puede alinearse con un Gobierno de mayoría chií en Bagdad y al mismo tiempo atacar Irán es ilusoria. Si Estados Unidos pierde el respaldo general de la comunidad chií iraquí, entonces será el fin de la historia.

Entre los regímenes árabes amigos existe sin duda cierta preocupación por las fuertes ambiciones iraníes en Oriente Medio, y hasta por la posibilidad de que Irán adquiera armas nucleares.

La principal preocupación en las capitales árabes es la desestabilización inherente al conflicto en Irak. Por ejemplo, algunos dirigentes especialmente de Egipto recuerdan aún la violencia desatada por los árabes afganos, los muyahidines, a su regreso de Afganistán. La opción preferida por algunas capitales como El Cairo es que se involucre a Irán en la estabilización de Irak en vez de provocársele y que éste termine convirtiendo a Irak en una amenaza aún mayor para la región.

Por su parte, Irán ha señalado que entiende la gravedad de las amenazas estadounidenses, y además está sufriendo enormemente las restricciones financieras propugnadas por Estados Unidos y respaldadas por Europa. Es más, algunos dirigentes iraníes, han manifestado una disposición a entablar negociaciones diplomáticas con Estados Unidos. Pero aún así, de momento el Gobierno de Bush no tiene previsto entablar negociaciones diplomáticas serias con Irán hasta que éste no esté dispuesto a hacer unas concesiones de carácter preventivo que resultan altamente improbables. Finalmente, El tema nuclear iraní es de hecho una competencia entre Teherán y Washington. Los acontecimientos posteriores dependerán principalmente de la actitud de Estados Unidos. En tanto Washington mantenga su actual actitud, existirá la posibilidad de nuevos conflictos.

Conclusiones

Finalmente debo concluir que actualmente la aplicación de política exterior estratégica más importante es la del Medio Oriente; a pesar de tener una población dispersa y relativamente pequeña oriente próximo es una de las zonas del mundo más vivamente iluminada porque es la principal región petrolífera del planeta. Además, Estados Unidos seguirá disfrutando de más influencia en esta región que cualquier otra potencia extranjera, pero sin embargo se ha reducido en los últimos años.

De otro modo, La alianza internacional más importante del mundo como lo es la OTAN es la alianza primaria de Estados Unidos, el vínculo estratégico entre América del Norte y Europa y el brazo de seguridad básico de la comunidad democrática transatlántica. Esta alianza y Estados Unidos trabajan todos los días con socios europeos para fortalecer las acciones antiterroristas y ayudar conjuntamente a otros estados a mejorar su capacidad antiterrorista. La cooperación estadounidense se extiende al intercambio de información e inteligencia, el desmantelamiento de células terroristas, la interceptación de acciones logísticas terroristas y las actividades contra el lavado de dinero.

El peligro más grave que enfrenta Estados Unidos es la perspectiva de armas de destrucción masiva en manos de terroristas y sus patrocinadores. Bajo la Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación, Estados Unidos y Europa se han sumado a otros países para convenir la adopción de medidas eficaces para interceptar la transferencia o transporte de armas de destrucción masiva, sus sistemas de ataque y materiales relacionados.

Estados Unidos ha profundizado de manera constante la cooperación policial. Combate las actividades delictivas organizadas, entre ellas la trata de seres humanos, la distribución de narcóticos y los delitos económicos, así como para afirmar la seguridad de las fronteras.

Estados Unidos en las últimas décadas ha fomentado la prosperidad mundial por medio de los mercados abiertos, un sistema financiero estable y confiable y la integración de la economía global.

Nunca antes Europa y Estados Unidos han trabajado tan de cerca y tan eficazmente. Mientras los suspicaces han propuesto teorías de intereses divergentes, separación estratégica e incluso de una rivalidad incipiente, éstas se disuelven ante una realidad de cooperación estrecha asentada en valores comunes, propósitos comunes y una visión común. Europa y Estados Unidos son aliados en la acción, resueltos a hacer más libre, más seguro y más próspero al mundo.

Finalmente, debo hacer pertinente el proceso por el cual Estados Unidos esta atravesando, debido a sus radicales cambios con respectos a su nueva política exterior frente a los países del oeste ya que el percibe que su sucesor se encuentra en ese punto. Si este país durante los próximos años no cumple a cabalidad el fortalecimiento de las relaciones con el Oeste quizás su hegemonía no dure más de 50 años.

Bibliografia

BATALLA, Xabier. Corresponsal Diplomático de la Vanguardia. Afganistán una guerra Duradera.

ESCRIBANO, GONZALO. Profesor titular de economía aplicada UNED. Real Instituto Elcano. Reforma económica en el Magreb: de la estabilización a la modernización. Pág. 6. Publicado en Enero 22 de 2007

FERNANDEZ, Haizam Amirah. Real Instituto Elcano de estudios internacionales y estratégicos. El regreso de Libia: entre el cambio y el continuismo. Publicado en: Mayo 17 de 2006.

HASS N. Richard. El nuevo Medio Oriente. Foreign Affairs En Español, Enero-Marzo 2007.

OFICINA ECONOMICA Y COMERCIAL DE ESPAÑA EN TRÍPOLI. Guía País Libia. Actualizada el 21 de Julio de 2005.

OFICINA ECONOMICA Y COMERCIAL DE ESPAÑA EN TRÍPOLI. Informe Económico y comercial 2007.Actualizada el 7 de Marzo de 2007.

Pagina Oficial del Fondo Monetario Internacional. Libia debería adoptar un plan de reforma integral. Informe-Boletín Publicado: el 17 de Julio de 2006. Volumen 35, 13. [ON LINE] http://www.imf.org

Pagina oficial del ICEX. Relaciones Multilaterales de Libia.[ON LINE] http://www.oficinascomerciales.es/icex.

RICHARD NORTON, Augustus. Profesor de Antropología y Relaciones Internacionales en la Universidad de Boston. La Estrategia Estadounidense en Oriente Medio. Área: Mediterráneo y Mundo Árabe - ARI Nº 24/2007 (Traducido del inglés) Fecha 15/03/2007.

SHORROCK, Tim. CHINA-ESTADOS UNIDOS: Washington descuida el frente asiático.

ZOUBIR, H. Yahia. La política estadounidense en el Magreb ¿a la conquista de una nueva región? Publicado: Noviembre 15 de 2006.

VARELA, Hilda. Colegio de México. La Complejidad de la seguridad Regional en África subsahariana en la posguerra fría.

DEMOCRACIA Y MERCADOS EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL


Noam Chomsky

Existe una imagen convencional acerca de la nueva era en que estamos entrando y las promesas que implica. Esa imagen fue formulada con claridad por el asesor de Seguridad Nacional, Anthony Lake, cuando presentó la Doctrina Clinton en septiembre de 1993: "Durante la Guerra Fría, contuvimos la amenaza global hacia las democracias de mercado: ahora deberíamos tratar de ampliar su alcance". El "nuevo mundo" que se abre ante nosotros "presenta inmensas oportunidades" para adelantarse a fin de "consolidar la victoria de la democracia y de los mercados abiertos", agregó un año después.

La "verdad duradera"

Las temáticas son más profundas que la Guerra Fría, dijo Lake. La "verdad duradera" es que nuestra defensa de la libertad y justicia contra el fascismo y el comunismo fue solamente una fase en una historia de dedicación hacia "una sociedad tolerante, en la cual líderes y gobiernos existen, no para usar o abusar de la gente, sino para proveerles con libertad y oportunidades. Ésta es la "cara constante" de lo que Estados Unidos ha hecho en el mundo, y "la idea" que estamos "defendiendo" nuevamente en la actualidad. Es en la verdad duradera sobre este nuevo mundo" en que podemos perseguir nuestra misión histórica de una manera más efectiva, enfrentando a los "enemigos de la sociedad tolerante" -a la cual siempre estuvimos dedicados- que siguen en pie, moviéndonos desde la "contención" hacia el "agrandamiento". Por fortuna para el mundo, la única superpotencia es, "por supuesto", única en la historia en el sentido de que "no estamos buscando expandir el alcance de nuestras instituciones mediante la fuerza, subversión o represión", utilizando la persuasión, compasión y medios pacíficos'.

Los comentaristas estuvieron debidamente impresionados con esta lúcida "visión de política exterior". Este punto de vista domina el discurso público y académico a tal grado que es superfluo contrastarlo con la realidad Su temática básica fue posiblemente expresada de manera más sucinta por el Eaton profesor para la Ciencia de Gobierno y Director del Instituto Olin para Estudios Estratégicos de Harvard en la revista académica International Security: los Estados Unidos tienen que mantener su "primacía internacional" en beneficio para el mundo, explicaba Samuel Huntington, porque de manera única entre las naciones, su "identidad nacional está definida por una serie de valores políticos y económicos universales", particularmente "libertad, democracia, igualdad, propiedad privada, y mercados"; "la promoción de la democracia, los derechos humanos y mercados son (sic) mucho más importantes para la política americana que para la política de cualquier otro país".

Dado que esto es un asunto de definición, como enseña la Ciencia de Gobierno, podemos ahorrarnos la aburrida tarea de la confrontación empírica. Una medida sabia. Una indagación revelaría rápidamente que la imagen convencional presentada por Lake tiene un rango de verdad desde dudoso hasta falso en todos los aspectos cruciales, excepto en uno: tiene razón en urgirnos a que miremos la historia para descubrir las "verdades duraderas" en lo referente a ciertas estructuras institucionales y tomarlas en serio cuando consideramos el futuro probable, cuando esa estructura queda esencialmente sin cambios y libre para operar con pocas restricciones. Una revisión honesta sugiere que "este nuevo mundo" podría caracterizarse por un marcado cambio de la "contención" hacia el "agrandamiento", aunque no precisamente en el sentido que Lake y el coro de seguidores procuran hacernos entender. Adoptanlo una retórica ligeramente diferente de la Guerra Fría, lo que estamos viendo en proceso de evolución es un cambio de la "contención" de la amenaza de una democracia y de mercados que funcionan, hacia una campaña para "hacer retroceder '' lo que se ha avanzado en un siglo de luchas frecuentemente amargas.

Aquí no hay espacio para revisar la "faz constante del poder estadounidense, pero podría ser de ayuda ver algunos casos típicos que ilustran estructuras que son bastante generales y que son instructivos en cuanto a eventuales desarrollos futuros.

Primero, una verdad trivial metodológica. Si queremos aprender algo sobre los valores y objetivos de los líderes soviéticos, observamos lo que hicieron dentro de sus ámbitos de poder. El mismo curso será seguido por un analista racional que quiere acerca de los valores y objetivos del liderazgo americano y el mundo que trataron de crear. Los contornos de este mundo fueron delineados por la embajadora ante las Naciones Unidas, Madeleine Albright, justo cuando Lake elogiaba nuestro histórico compromiso con los principios pacifistas. Ella informó al Consejo de Seguridad, que estaba dudando de una resolución dictada por Estados Unidos acerca de Irak, que Estados Unidos seguirá actuando de manera "multilateral, cuando podamos, y unilateral, cuando tengamos que hacerlo". Haga su juego como quiera, pero en el mundo real "se hace lo que nosotros decimos", como expresaba el presidente Bush sobre esta doctrina fundamental de una manera más brusca, mientras que bombas y misiles llovían sobre lrak. Estados Unidos tiene derecho a actuar unilateralmente, la embajadora Aibright instruía al errado Consejo, porque "nosotros reconocemos al Medio Oriente como vital para los intereses nacionales estadounidenses". No s requiere mayor concesión de autoridad.

De hecho, Irak sería un buen ejemplo para ilustrar las "verdades duraderas" del mundo real, pero es más informativo volver la mirada hacia la región donde Estados Unidos ha tenido la mayor libertad para actuar corno te plazca, de tal manera que los valores y objetivos de] liderazgo político y su versión del "interés nacional" que representa son exhibidos con la mayor claridad. Volvamos hacia "nuestra pequeña cercana región que nunca ha preocupado a nadie", como el secretario de Guerra Henry Stimson describió el hemisferio a final de la Segunda Guerra Mundial, mientras explicaba que todos los sistemas regionales tienen que ser desmantelados excepto el nuestro, que tiene que ser extendido., una posición perfectamente razonable, dado que "lo que era bueno para nosotros era bueno para el mundo" y cualquier cosa que hacemos es "parte de nuestra obligación para con la seguridad del mundo", agregaba el colega liberal de Stimson, Abe Fortas, descartando las sospechas irracionales de Churchill de que Estados Unidos albergaba ideas de dominación.

El derecho de Estados Unidos de actuar unilateralmente y de controlar esas regiones que selecciona es único, tal como compete a la única potencia que está "definida" por su dedicación hacia todo lo bueno. El intento de Japón de mimetizar la Doctrina Monroe en su "pequeña región" produjo la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, y la Guerra del Golfo fue una reacción a la propuesta de Saddam Hussein de que los asuntos de otra región "vital para los intereses estadounidenses" fueran manejados por una organización regional. Dentro de "nuestra pequeña región", la organización regional que nosotros seguramente dominamos está autorizada para funcionar, pero dentro de límites. Si los latinoamericanos "intentaran usar irresponsablemente su fuerza numérica dentro de la OEA", explicaba John Dreier en su estudio de la organización, "si llevan a extremos la doctrina de la no-intervención, si no le dejan a Estados Unidos otra alternativa que la de actuar unilateralmente para protegerse a sí mismo, entonces habrán destruido no sólo la base de la cooperación hemisférica para el progreso sino toda la esperanza de un futuro seguro para ellos mismos". Estados Unidos tendrá que actuar "unilateralmente cuando esté obligado a hacerlo". Esas condiciones están aún vigentes en los límites extremos de la tolerancia, bajo la política del Buen Vecino, de Franklin Delano Rooseveit, que llevaban una "obligación implícita de reciprocidad", enfatizo el oficial para América Latina del Departamento de Estado, Robert Woodward: "La admisión de una ideología extraña en un gobierno americano obligaria a Estados Unidos a tomar medidas defensivas" unilateralmente. Huelga decir, que nadie más tiene tal derecho, en particular, ningún derecho de defenderse de Estados Unidos y su, "ideología" que no son "extranjeros", sino, de hecho, nada más que la vindicación de objetivos que cualquier persona razonable ha de buscar.

La dedicación hacia las "verdades duraderas" cubre el espectro. En el extremo disidente, el historiador y asesor del presidente Carter para América Latina, Robert Pastor, escribe que Estados Unidos quiere que otras naciones "actúen de manera independiente, excepto cuando esto afectaría los intereses estadounidenses adversamente"; Estados Unidos nunca ha querido "controlarlas", mientras que no "salgan del control". Nadie, pues, puede acusar al liderazgo de Estados Unidos de no estar preocupado salvo con "el bien del mundo", incluyendo la plena libertad para actuar como nosotros dictamos. Si nuestros subalternos usan la libertad que concedimos, en una forma necia, entonces tenemos todo el derecho de responder unilateralmente en autodefensa, aunque las opiniones varían en cuanto a las decisiones tácticas correctas, lo que genera las divisiones entre "palomas" y "halcones".

Por supuesto, es la región centroamericana~caribeña la que refleja de manera más clara "la idea" con la cual el poder estadounidense está más comprometido, de la misma forma que los satélites de Europa oriental revelaron los objetivos y valores del Kremlin. Esta región, que es rica en recursos y potenciales, es una de las principales regiones de horror en el mundo. Durante los años ochenta fue nuevamente el escenario de terribles atrocidades, cuando Estados Unidos y sus clientes dejaron esos países devastados -seguramente más allá de una posible recuperación-, cubiertos con cientos de miles de cuerpos torturados y mutilados. Las guerras terroristas promovidas y organizadas por Washington se dirigieron en gran medida contra la Iglesia, que se había atrevido a adoptar "la opción preferencial para los pobres" y, por lo tanto, tenía que enseñársela las lecciones habituales por desobediencia criminal. Casi no sorprende que esa horripilante década se iniciara con el asesinato de un arzobispo y terminara con la matanza de seis líderes intelectuales jesuitas, en ambos casos por fuerzas armadas y entrenadas por Washington.

Durante los años que delimitan ambos eventos, estas fuerzas devastaron toda la región, acumulando un horroroso récord, incluidos agresión y terror condenados por la Corte Mundial de Justicia en una decisión que fue descartada con un gesto de irritación y desprecio por Washington y la opinión intelectual, en general. La misma suerte le tocó al Consejo de Seguridad y la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuyas llamadas en favor de la adherencia a la ley internacional apenas fueron reportadas. Después de todo, un juicio razonable, ¿Por qué debería ponerse atención a aquellos que sostienen la ridícula idea de que la ley internacional o los derechos humanos podrían entrar en los cálculos de un poder que siempre ha rechazado "la fuerza, la subversión o represión", y que, por definición se adhiere al principio de que "los gobiernos no existen para usar o abusar de su gente, sino para proveerlas con libertad y oportunidades"? La "verdad duradera" fue bien formulada por un distinguido hombre de Estado hace dos siglos: "Grandes almas se preocupan poco por pequeñas moralidades".

Una mirada a esta región nos enseña mucho sobre nosotros mismos. Pero éstas son lecciones falsas y, por ende, excluidas del discurso respetable. Otra lección equivocada, y por lo mismo necesariamente consignada al mismo destino, es que la Guerra Fría ha tenido poco que ver con todo esto, aparte de proveer pretextos. Las políticas fueron las mismas antes de la Revolución Bolchevique y han continuado sin cambio desde 1989. Sin una "amenaza soviética", Woodrow Wilson invadió Haití (y a la República Dominicana), desmantelando el sistema parlamentario porque se negó a adoptar una constitución "progresista" que permitiera a los norteamericanos apropiarse de las tierras de Haití, matando a miles de campesinos, restaurando virtualmente la esclavitud y dejando al país en manos de un ejército terrorista como plantación estadounidense y posteriormente como una plataforma de exportación para empresas de ensamblaje bajo condiciones miserables. Después de su desafortunado y rápidamente terminado experimento con la democracia, el sistema tradicional fue restaurado con asistencia estadounidense, justo cuando Lake anunciaba la Doctrina Clinton, mostrando a Haití como el primordial ejemplo de nuestra pureza moral. En otras partes también las políticas continuaron sin cambio esencial después de la caída del muro de Berlín, seguido a las pocas semanas por la invasión de Bush a Panamá para restaurar el poder a una camarilla de banqueros europeos y narcotraficantes, con las consecuencias previsibles en un país que quedó bajo ocupación militar, tal como lo aceptó el mismo gobierno títere puesto en el poder por la fuerza estadounidense.

Habría mucho que decir sobre estos asuntos. Pero vamos a ver un caso que posiblemente es aún más revelador y que también ilustra la relevancia marginal de la Guerra Fría en cuanto a las actitudes tradicionales estadounidenses hacia la democracia y los derechos humanos. Regresaré a los "mercados libres" más adelante.

El ejemplo que sugiero analizar es Brasil, descrito en décadas anteriores de¡ siglo como "el coloso del Sur", un país con enormes riquezas y ventajas que debería ser uno de los más ricos de¡ mundo. "No hay mejor territorio en el mundo para la explotación que el de Brasil", observó el Wall Street Journal hace 70 años. En ese entonces, Estados Unidos procedía a desplazar a sus principales enemigos, Francia e Inglaterra, aunque éstos lograron durar hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos fue capaz de excluirlos de la región y apoderarse de Brasil como un "área de experimentación para métodos modernos de desarrollo industrial", en palabras de una muy reputada monografía escolástica sobre las relaciones Estados Unidos-Brasil, escrita por el historiador y diplomático Gerald Haines, que también es un historiador de jerarquía de la CIA. Esto fue un componente de un proyecto global, que Estados Unidos "asumió por interés propio, la responsabilidad para el bienestar del sistema mundial capitalista" (Haines), Desde 1945, el "área de experimentación" ha sido favorecida por una intensa guía y tutela de Estados Unidos. El resultado es "una verdadera historia americana de éxito ; las políticas americanas para Brasil fueron enormemente exitosas", produciendo "un crecimiento económico impresionante basado sólidamente en el capitalismo", un testimonio de nuestros objetivos y valores-

El éxito es real. Las inversiones y ganancias estadounidenses florecieron y a la pequeña elite le fue de maravilla; un ,milagro económico", en el sentido técnico de este término. Hasta 1989, el crecimiento brasileño superó con creces el de Chile -muy elogiado-, que ahora es el alumno estrella, dado que Brasil sufrió un colapso y entonces cambió automáticamente del triunfo de una democracia de mercado a una ilustración de los fracasos del estatismo, si no marxismo, una transición que se realiza sin esfuerzos y de manera rutinaria dentro del sistema doctrinal, según las circunstancias lo requieran.

Mientras tanto, en el apogeo del milagro económico, la abrumadora mayoría de la población ocupaba un lugar entre las más miserables en el mundo, y hubiera considerado a Europa oriental como un paraíso, un hecho que también enseña las lecciones equivocadas y que por lo tanto es suprimido con una disciplina impresionante, junto con otros semejantes.

La historia del éxito para inversionistas extranjeros y una fracción de la población, refleja los valores que guían a los tutores y diseñadores de esta política. Su objetivo, como lo describe Haines, consistía en "eliminar toda competencia extranjera" de América Latina a fin de "mantener el área como un mercado importante para la surplus-producción industrial estadounidense e inversiones privadas y explotar las amplias reservas de materias primas y para mantener fuera al comunismo internacional". La última frase es simplemente un ritual; como anota Haines, la inteligencia estadounidense no podía encontrar ninguna indicación de que el "comunismo internacional" trató de "meterse", aun si esto hubiera sido una posibilidad.

Pero aunque el "comunismo internacional" no fue un problema, el "comunismo" definitivamente lo fue, si entendemos el término en el sentido técnico de la cultura de elite. Este sentido fue incisivamente explicado por John Foster Dulles en una conversación privada con el presidente Eisenhower, quien había observado tristemente que en todo el mundo, los comunistas locales tenían ventajas injustas. Ellos estaban en condiciones de "apelar directamente a las masas", se quejaba Eisenhower. Es una apelación "que nosotros no podemos duplicar", agregó Dulles, explicando por qué: "Ellos apelan a la gente pobre y éstos siempre han querido robar a los ricos". Nosotros encontramos difícil "apelar directamente a las masas" en vista de nuestro principio de que los ricos tienen que robar a los pobres, un problema de relaciones públicas que queda sin resolverse.

En este sentido -el operativo-, los comunistas abundan, y nosotros tenemos que asegurar "la sociedad tolerante" de sus abusos y crímenes, asesinando a sacerdotes, torturando a organizadores sindicales, matando campesinos y persiguiendo en otras formas nuestra vocación gandhiana.

El problema existía aun antes de que el término "comunista" se volviera disponible para etiquetar a los heréticos. En los debates de 1787 sobre la Constitución Federal, james Madison observó que: "En Inglaterra, en este día, si las elecciones fueran abiertas para toda clase de gente, la propiedad de los dueños de tierras estaría insegura. Pronto se haría una ley agraria". Para parar semejante injusticia, "nuestro gobierno debe asegurar los intereses permanentes de¡ país contra la innovación", estableciendo pesos y contrapesos para "proteger a la minoría de los opulentos contra la mayoría"'. Se requiere bastante talento para no ver que esta "verdad duradera" ha sido el "interés nacional" desde entonces hasta hoy día, y que la "sociedad tolerante" reconoce el derecho de sostener este principio "unilateralmente si nos obligan", y con extrema violencia si es necesario.

El lamento de Dulles es persistente en los documentos internos. De ahí que, en julio de 1945, cuando Washington , asumió por interés propio la responsabilidad por el sistema capitalista mundial", una extensa investigación de los Departamentos de Estado y de Guerra advirtió sobre una "creciente marea a nivel mundial en la cual la gente común aspira a horizontes más altos y amplios". La Guerra Fría no fue irrelevante para este prospecto ominoso. El estudio advierte -si bien Rusia no había dado señales del crimen- que ella "no hubiera coqueteado con la idea" de apoyar esas aspiraciones de la gente común. Tenemos que actuar, en consecuencia, en forma directa para contener la amenaza para las democracias de mercado, como entendemos la noción. De hecho, el Kremlin alegremente se unió con el capo en jefe de la Mafia en la destrucción de las aspiraciones de la gente común, en "nuestra pequeña región" y otras partes. Pero uno nunca puede estar seguro, y la mera existencia de una fuerza "fuera de control" ofreció un espacio peligroso para la no-alineación e independencia, lo que es parte del significado real de la Guerra Fría.

Por cierto, la URSS fue culpable de otros crímenes. Washington y sus aliados estaban profundamente preocupados porque sus dependencias tradicionales estuvieran impresionadas con el desarrollo soviético (y chino), particularmente en comparación con "historias de éxito" como la de Brasil; los disciplinados intelectuales occidentales posiblemente no son capaces de entender esto, pero los campesinos tercermundistas pueden. La asistencia económica del bloque soviético fue considerado también una seria amenaza, a la luz de las prácticas occidentales. Tomemos india como ejemplo. Bajo el dominio británico cayó en decadencia y miseria, pero algún desarrollo comenzó después de la salida de los británicos. Esto, sin embargo, no fue válido para la industria farmacéutica, donde empresas transnacionales (en su mayoría británicas) hicieron ganancias tremendas en la India mediante precios muy altos, aprovechando su monopolio de mercado. Con ayuda de la Organización Mundial de la Salud y de UNICEF, India comenzó a escaparse de estos controles, pero la producción de medicinas por parte del sector público fue finalmente establecida mediante tecnología soviética. Esto produjo una reducción radical en los precios de medicinas; para algunos antibióticos los precios cayeron hasta el 70%, obligando a las transnacionales a recortar sus precios. Una vez más, la malicia soviética había socavado la democracia de mercado, permitiendo a millones de personas en India sobrevivir a enfermedades. Por suerte, con el criminal ido y el capitalismo triunfante, las transnacionales están volviendo a tener el control, gracias, recientemente, a las características fuertemente proteccionistas del último tratado de GATT; de ahí que quizás podemos esperar un marcado incremento en defunciones junto con crecientes ganancias para la "minoría opulenta" en cuyos "intereses permanentes" los gobiernos democráticos tienen que trabajar'.

La historia oficial es que occidente estuvo horrorizado por el estalinismo debido a sus atrocidades. Esta pretensión no puede tomarse en serio ni por un momento, como tampoco las pretensiones semejantes sobre los horrores fascistas. Moralistas occidentales han tenido poca dificultad en unirse con asesinos a gran escala y torturadores, desde Mussolini y Hitler hasta Suharto y Saddam Hussein, Los horribles crímenes de Stalin preocupaban poco. El presidente Truman admiraba al brutal tirano, considerándolo "honesto" y "astuto como el diablo". Truman sentía que su muerte sería una "verdadera catástrofe". Él podía "entenderse" con Stalin, mientras Estados Unidos imponía sus intereses el 85% de las veces, observaba Truman: lo que pasaba dentro de la URSS no era su asunto. Otras figuras dirigentes estaban de acuerdo. En reuniones de los tres grandes, Winston Churchill elogiaba a Stalin como "un gran hombre, cuya fama se ha extendido no sólo en toda Rusia sino en el mundo entero", y hablaba cálidamente de su relación de "amistad e intimidad" con esta estimable criatura: "Mi esperanza -decía Churchill- radica en el ilustre presidente de Estados Unidos y en el Mariscal Stalin, en quienes encontraremos los campeones de la paz, quienes, después de golpear al enemigo nos conducirán para llevar adelante la tarea contra la pobreza, la confusión, el caos y la opresión". "El Premíer Stalin es una persona de mucho poder, en quien tengo toda la confianza", dijo Churchill a su gabinete te en privado en febrero de 1945, después de Yalta; por eso era importante que quedara en el poder. Churchill estuvo particularmente impresionado con el apoyo de Stalin a la sanguinaria represión de la resistencia antifascista griega, encabezada por los comunistas, que fue uno de los brutales episodios dentro de la campaña mundial de los libertadores para restaurar las estructuras básicas y las relaciones de poder de los enemigos fascistas, mientras dispersaban o destruían la resistencia, con sus radicales democráticas tendencias y su incapacidad para comprender los derechos y necesidades de la "minoría opulenta".

Regresando a Brasil, durante los primeros años de la década de los sesenta, el experimento estadounidense se enfrentó a un problema familiar:' la democracia parlamentaria. Para remover el impedimento, el gobierno de Kennedy preparó las bases para un golpe militar, que instituyó un régimen de torturadores y asesinos que entendieron las "verdades duraderas". Brasil es uno de los países principales, y el golpe tuvo un significativo efecto de dominó, La plaga de la represión se extendió desde el Coloso del Sur a través de todo el continente, con un apoyo e involucramiento consistente de Estados Unidos. El objetivo fue descrito de manera precisa por Lars Schoultz, el reconocido especialista académico americano en derechos humanos y política exterior estadounidense en América Latina: "Destruir de manera permanente una amenaza percibido para la estructura existente de privilegio socioeconómico mediante la eliminación de la participación de la mayoría numérica..... ''Nuevamente, la Guerra Fría no tenía virtualmente nada que ver con esto. Y como siempre, la URSS estuvo muy contenta de colaborar con los asesinos más depravados, aunque por razones completamente cínicas ofreció a veces asistencia a gente que trataba de defenderse de] ejecutor hemisférico, y sirvió como un disuasivo contra la implementación total de la violencia estadounidense -uno de los pocos casos auténticos de disuasión, pero que por algún motivo sufre de prominencia en tantos estudios sobrios de la teoría de la disuasión.

Conforme a la doctrina convencional, mediante el derrocamiento del régimen parlamentario en nuestra "área privada" e instalando un Estado de Seguridad Nacional gobernado por generales neonazis, los gobiernos de Kennedy y Johnson -en el apogeo del liberalismo americano- estaban "conteniendo la amenaza mundial hacia las democracias de mercado". Ésta es la tesis que debíamos entonar con propia solemnidad. Y en aquel entonces el asunto fue presentado en esta forma, levantando pocos escrúpulos detestables. El golpe militar fue "una gran victoria para el mundo libre", explicó el embajador deyennedy, Lincon Gordon, antes de volverse presidente de una gran universidad no lejos de aquí. El golpe fue realizado "para preservar y no para destruir la democracia brasileña". En efecto, se trató del "caso más decisivo de victoria de la libertad durante mediados de¡ siglo XX", que debería "crear un clima muy mejorado para las inversiones privadas", de ahí que contenía una amenaza para la democracia de mercado, en un cierto sentido del término.

Esta concepción de democracia es ampliamente aceptada. En Estados Unidos, sus pobladores son "entrometidos e ignorantes extraños" que pueden ser "espectadores" pero no "participantes en acción", sostenía Walter Lippmann en sus ensayos progresistas sobre la democracia. En el otro lado del espectro, estadistas reaccionarios de la variedad de los reaganistas les niegan aun el papel de espectadores: de ahí su dedicación sin precedente a la censura, y operaciones clandestinas que son secretas únicamente para el enemigo doméstico. La "gran bestia", como Alexander Hamilton llamaba al temido y odiado enemigo público, tiene que ser domesticado o enjaulado, si el gobierno quiere asegurar "los intereses permanentes del país".

Las mismas "verdades duraderas" son aplicables a nuestros clientes extranjeros, de hecho con mucho más vigor, dado que sus limitaciones son mucho menores. Su práctica consistente lo demuestra con brutal claridad.

La tradicional oposición estadounidense a la democracia es entendible, y a veces reconocida con justa explicitud. Tómese la década de los ochenta, cuando Estados Unidos estuvo dedicado a una "cruzada por la democracia", particularmente en América Latina, según la doctrina estándar. Algunos de los mejores estudios de este proyecto -un libro y varios artículos- son de Thomas Carothers, quien combina el enfoque del historiador con el del informador. Él estuvo en el Departamento de Estado bajo Reagan, involucrado en los programas para "asistir la democracia" en América Latina. Ésos fueron "honestos", escribe, pero en gran medida un fracaso -un fracaso extrañamente sistemático-. Donde la influencia estadounidense era menor, el progreso fue mayor: en el cono sur de América Latina, donde hubo un progreso real al cual se opusieron los reaganistas, éstos se adjudicaron el crédito por él, cuando no pudieron impedirlo. Donde la influencia estadounidense fue más grande -en Centroamérica-, el progreso fue menor. Ahí Washington "buscó inevitablemente sólo formas de cambio democrático limitadas y de arriba hacia abajo, que no pusieran en riesgo las estructuras tradicionales de poder con las cuales Estados Unidos ha estado aliado por mucho tiempo", escribe Carothers. Estados Unidos buscó mantener "el orden básico de... sociedades bastante no-democráticas" y de evitar "cambio basado en el populismo" que podría trastornar "órdenes económicos y políticos establecidos" y abrir "una dirección de izquierda".

Esto es precisamente lo que estamos viendo justo ahora en el modelo primordial de Lake, si decidimos abrir nuestros ojos. En Haití, al presidente electo le fue permitido regresar después de que las organizaciones populares fuesen sometidas a una dosis suficiente de terror, pero únicamente después de que aceptó un programa económico dictado por Estados Unidos que estipulaba que "el Estado renovado tiene que centrarse en una estrategia económica enfocada hacia la energía e iniciativa de la sociedad civil, especialmente del sector privado, tanto nacional como internacional". lnversionistas estadounidenses son el núcleo de la sociedad civil haitiana junto con los super-ricos que apoyaron el golpe de Estado, pero no los campesinos y habitantes de los guetos que escandalizaron a Washington creando una sociedad civil tan viva y vibrante que fueron capaces de elegir un presidente y entrar en la arena pública. Esta desviación de las normas aceptables fue superada de manera usual, con amplia complicidad estadounidense; por ejemplo, mediante la decisión de los gobiernos de Bush y Clinton de permitir a Texaco el envío de petróleo a los líderes golpistas en violación de las sanciones, un hecho crucial revelado por la Associated Press el día antes del desembarco de tropas estadounidenses, pero que todavía tiene que pasar por los portales de los medios nacionales. El "Estado renovado" ha vuelto a la normalidad, siguiendo las políticas apoyadas por el candidato de Washington en las elecciones de 1990, que "salieron fuera de control", en las que recibió el 14% del voto.

Las mismas "verdades duraderas" son válidas para el peor violador de los derechos humanos en el hemisferio que -sin sorpresa alguna para cualquiera que sabe de historia- recibe la mitad de toda la ayuda militar estadounidense en el hemisferio: Colombia. Aquí se elogia como una democracia excepcional y es descrita por un grupo de derechos humanos de los jesuitas -que trata de funcionar a pesar del terror- como una "democra-dura", un término de Eduardo Galeano para la mezcla de formas democráticas y terror totalitario favorecida por la "sociedad tolerante realmente existente", cuando la democracia amenaza con "salirse del control".

Democracia, mercados y derechos humanos

En el mundo real, democracia, mercados, y derechos humanos están bajo un serio ataque en muchas partes del mundo, incluyendo a las más importantes democracias industriales. Además, la más poderosa de ellas -Estados Unidos- en cabeza el ataque. Y en el mundo real, Estados Unidos nunca ha apoyado mercados libres, desde su historia más temprana hasta los años de Reagan, en que establecieron nuevos estándares de proteccionismo e intervención estatal en la economía, contrario a muchas ilusiones.

El historiador de economía Paul Bairoch recalca que "la escuela moderna de pensamiento proteccionista... nació en efecto en Estados Unidos", que fue el "país padrino y el bastión del proteccionismo moderno". Tampoco estuvo solo Estados Unidos. Gran Bretaña seguía un curso semejante antes que nosotros, volcándose hacia el libre comercio sólo después de que 150 años de proteccionismo le hubiese dado tan enormes ventajas que "condiciones competitivas iguales" parecían estar aseguradas, abandonando esta posición cuando. la expectativa dejó de ser satisfecha. No es fácil encontrar una excepción. Los Primer y Tercer Mundos de hoy fueron mucho más similares durante el siglo XVIII. Una de las razones de las enormes diferencias desde entonces es que los que dominaban no aceptarían la disciplina del mercado que impusieron a la fuerza en sus dependencias. El "mito" más extraordinario de la ciencia económica, concluye Bairoch desde una revisión del desarrollo histórico, consiste en que el mercado libre provee el sendero del desarrollo: "Es difícil encontrar otro caso donde los hechos contradicen tanto una teoría dominante", escribe, subvalorando la importancia de la intervención del Estado para los ricos porque se limita de manera convencional a una restringida categoría de interferencias de mercado.

Para mencionar sólo un aspecto de la intervención estatal que, comúnmente se omite de la historia económica estrechamente construida, hay que recordar que la revolución industrial temprana fue fundada sobre el algodón barato, al igual que la "edad de oro" de post-1945 dependía del petróleo barato. El algodón no se mantuvo barato por los mecanismos de mercado: más bien, por la eliminación de la población nativa y la esclavitud, -una interferencia más bien seria con el mercado, no considerado como un tópico de economía, sino de otra disciplina-. Si las ciencias naturales tuvieran un departamento dedicado a los protones, otro a los electrones, un tercero a la luz, etc., cada uno limitándose a su dominio designado, habría poco temor de que se entendiera a la naturaleza.

El historial es impresionantemente consistente. Gran Bretaña utilizaba la fuerza para impedir el desarrollo industrial en la India y Egipto, actuando muy conscientemente para socavar una potencial competencia. Después de la revolución estadounidense, sus antiguas colonias se desarrollaron sobre un sendero propio, basándose en una extensiva protección y subsidios para su propia revolución industrial, primero en textiles y maquinaria, después acero y manufactura y así hasta el día de hoy: computadoras y electrónica en general, metalurgia, la industria aeronáutica, la agricultura, los farmacéuticos, de hecho, virtualmente todo sector operativo de la economía.

Desde la Segunda Guerra Mundial, el sistema del Pentágono -incluyendo a la NASA y al Departamento de Energía ha sido usado como un mecanismo óptimo para canalizar subsidios públicos hacia los sectores avanzados de la industria, una de las razones por las que sigue existiendo con escasos cambios después de la desaparición del presupuesto alegado. El actual presupuesto del Pentágono es más alto en dólares reales que bajo Nixon y no muy por debajo de su promedio durante la Guerra Fría y probablemente se incrementará bajo las políticas de los reaccionarios estadistas mal llamados "conservadores". Como siempre, mucho de eso funciona como una forma de política industrial, un subsidio del contribuyente fiscal a la ganancia y el poder privados.


Partidarios más extremos del poder estatal y de la intervención han expandido estos mecanismos de asistencia social para los ricos. Básicamente por medio de los gastos militares, el gobierno de Reagan aumentó la proporción estatal en el PIB a más del 35% hasta el año de 1983, un incremento mayor al 30%, comparado con la década anterior. La guerra de las galaxias fue vendida al público como "defensa" y a la comunidad empresarial como un subsidio público para tecnología avanzada. Si se hubiera permitido que las fuerzas del mercado funcionaran, entonces no habría una industria de acero automovilístico estadounidense ahora.

Los reaganistas simplemente cerraron el mercado a la competencia japonesa. El entonces secretario de Hacienda, ]ames Baker, proclamó orgullosamente ante un público empresarial que Reagan "había concedido más alivio de las importaciones a la industria estadounidense que cualquiera de sus predecesores en más de medio siglo". Era demasiado modesto: fue, de hecho, más que todos sus predecesores juntos, aumentándose las restricciones a las importaciones en un 23%. El economista internacional y director del instituto para la Economía Internacional, en Washington, Fred Bergsten (quien realmente aboga en favor del comercio libre), agrega que el gobierno de Reagan se especializó en el tipo de "comercio gerenciado" que más "restringe el comercio y cierra mercados", como por ejemplo los acuerdos de restricción voluntaria de exportaciones. Ésta es la "forma más insidiosa de proteccionismo", recalcaba, que "aumenta los precios, reduce la competencia y refuerza el comportamiento tipo cartel". El Informe Económico 1994 para el Congreso estima que las medidas proteccionistas de Reagan redujeron las importaciones industriales en un 20%.

Mientras que la mayoría de las sociedades industriales se han vuelto más proteccionistas en las décadas recientes, los reaganistas muchas veces lideraron el proceso. Los efectos sobre el Sur han sido devastadores. Las medidas proteccionistas de los ricos han sido un factor principal en la duplicación del abismo -ya de por sí grande- entre los países más pobres y los más ricos, desde 1960. El Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo, de 1992, estima que tales medidas han privado al Sur de 500.000 millones de dólares al año, esto es alrededor de 12 veces la "ayuda" total -que en su mayor parte, de hecho, es promoción de exportaciones bajo diferentes disfraces. Este comportamiento es "virtualmente criminal", observó recientemente el distinguido diplomático y autor irlandés, Erskine Childers.. Uno podría detenerse un momento para ver, por ejemplo el "genocidio silencioso" condenado por la OMS: 1 1 millones de niños que mueren cada año porque los países ricos les niegan centavos de ayuda, siendo Estados Unidos el más miserable de todos, aun si incluimos el componente más grande de "ayuda", que va hacia uno de los países ricos, el cliente americano Israel. Es un tributo al sistema de propaganda estadounidense el que sus ciudadanos groseramente sobrestimen los gastos de ayuda externa, al igual que hacen con la asistencia social, que también es miserable a la luz de los estándares internacionales, si excluimos la asistencia social para los ricos, y no la que tienen en la mente.

Los reaganistas reconstruyeron también la industria estadounidense de tarjetas electrónicas (chips) mediante medidas proteccionistas y un consorcio de gobierno e industria, para impedir que los japoneses se posesionaran de ella. El Pentágono, bajo Reagan, apoyó también el desarrollo de computadoras avanzadas, convirtiéndose -en palabras de la revista Science- en "una fuerza clave del mercado" y "catapultando la computación paralela masiva del laboratorio hacia el estado de una industria naciente", para ayudar de esta manera a la creación de muchas "jóvenes compañías de supercomputación".

La historia sigue y sigue en prácticamente todos los sectores de la economía que funcionan.

La crisis social y económica global es comúnmente atribuida a fuerzas de mercado que son inexorables. Los analistas se dividen entonces en torno a la contribución de varios factores, primordialmente la automatización y el comercio internacional. Hay un elemento considerable de decepción en todo esto. Grandes subsidios estatales y la intervención del Estado siempre han sido necesarios, y todavía lo son, para hacer aparentar como eficiente al comercio, pasando por alto los costos ecológicos impuestos a las generaciones futuras que no "votan" en el mercado, y otras "externalidades", consignadas en las notas al pie de página. Para mencionar sólo una pequeña distorsión del mercado, una buena parte del presupuesto del Pentágono ha sido dedicada para "asegurar el flujo del petróleo a precios razonables" desde el medio Oriente, "predominantemente un territorio reservado para Estados Unidos", como observa Phebe Marr, de la Universidad de Defensa Nacional, en una revista académica; ésta es una contribución a la "eficiencia del comercio" que pocas veces recibe atención.

Véase el segundo factor, la automatización. Seguramente contribuye a las ganancias en algún momento, pero este momento fue alcanzado por décadas de protección dentro del sector estatal -la industria militar- como David Noble ha demostrado en una obra importante. Además ha demostrado que la forma específica de automatización fue escogida frecuentemente por razones de poder más que de ganancia o eficiencia; fue diseñada para des profesionalizar a los trabajadores y subordinarlos al management, no por principios de mercado o la naturaleza de la tecnología, sino por razones de dominación y control.

Lo mismo es cierto en un sentido más general. Ejecutivos han informado a la prensa empresarial que una razón principal para trasladar trabajos industriales a países que tienen mano de obra más cara es obtener ventajas en la guerra de clases. "Nos preocupa tener sólo un lugar donde se hace un producto", explica un ejecutivo de la corporación Gillette, principalmente por "problemas laborales". Si los trabajadores en Boston van a la huelga, explica, Gillette podría suministrar tanto a los mercados europeos como a los estadounidenses desde su planta en Berlín, rompiendo, de esta manera la huelga. Por lo mismo es simplemente razonable que Gillette emplee tres veces más trabajadores fuera de Estados Unidos, independientemente de los costos y no por razones de eficiencia económica. De manera similar, la corporación Caterpillar, que ahora está tratando de destruir los últimos restos del sindicalismo industrial, está prosiguiendo "una estrategia empresarial que ha empujado a los trabajadores americanos desde una posición de desafío hacia una de sumisión", informa el corresponsal para asuntos empresariales, James Tyson. La estrategia incluye "manufacturar en instalaciones más baratas en el exterior y contar con importaciones desde fábricas en Brasil, Japón y Europa". Esto se facilita por las ganancias que se han vuelto extraordinarias al tiempo que se diseña la política social para enriquecer a los acaudalados; la contratación de "temporales" y "trabajadores de remplazo permanente" en violación de los estándares internacionales del trabajo; y la complicidad del Estado criminal que se niega a cumplir con las leyes laborales, una posición convertida en cuestión de principio por los reaganistas, como Business Week documentó en una importante reseña.

El significado real del "conservadurismo de mercado libre" es ilustrado si observamos de cerca a los entusiastas más apasionados por querer "quitarnos el gobierno de encima" y dejar que el mercado reine sin ser perturbado. El vocero de la Cámara baja, Newt Gingrich, es quizás el ejemplo más impresionante. Él representa al Condado de Cobb en Georgia, que el New York Times seleccionó para ilustrar en una nota de primera plana a la creciente ola de "conservadurismo" y de desprecio para el "Estado-nana". El título dice: "El conservadurismo florece entre los supermercados", en este acaudalado suburbio de Atlanta, escrupulosamente aislado de cualquier infección urbana, de tal manera que los habitantes pueden disfrutar de sus "valores empresariales" y entusiasmos de mercado, defendidos en el Congreso por el guía conservador, Newt Gingrich, en un "mundo de Norman Rockwell con computadores de fibra óptica y aviones jet", como Gingricht describió su distrito con mucho orgullo'.

Hay, sin embargo, una pequeña nota al pie de página. El Condado de Cobb recibe más subsidios federales que cualquier otro suburbio en el país, con dos excepciones interesantes: Arlington, Virginia, que es, efectivamente, parte del gobierno federal, y la zona de Florida que alberga el Centro Espacial Kennedy, otro componente del sistema de subsidio público-ganancia privada. Si salimos del sistema federal mismo, el Condado de Cobb toma el liderazgo en extorsionar fondos del contribuyente fiscal, quien es también responsable del financiamiento de "aviones jet y computadores con fi fibras ópticas" del mundo de Norman Rockwell. La mayoría de los trabajos en el Condado de Cobb, debidamente con altos salarios, se ganan nutriéndose del pesebre público. La riqueza de la región de Atlanta, en general, puede trazarse sustancialmente hacia la misma fuente, Mientras tanto, los elogios de los milagros de mercado llegan a los cielos donde el "conservadurismo está floreciendo".

El "contrato con América" de Gingricht ejemplifica claramente la ideología del "libre mercado" de doble filo: protección estatal y subsidio público para los ricos, disciplina de mercado para los pobres. Llama a "recortar los gastos sociales" y los pagos en salud para los pobres y personas mayores, negando ayuda para niños y recortando programas de asistencia social -para los pobres-. También convoca a incrementar la asistencia a los ricos, siguiendo el camino clásico: medidas fiscales regresivas y subsidios directos. En la primera categoría están incluidas mayores franquicias fiscales para empresas y ricos, reducción de impuestos sobre ganancias de capital, etc. En la segunda categoría se trata de subsidios de los contribuyentes fiscales para inversiones en plantas y equipo, reglas más favorables para la depreciación, el desmantelamiento del aparato regulatorio que sólo protege a la población y las generaciones futuras y fortaleciendo nuestra defensa nacional" para que podamos "mantener (mejor) nuestra credibilidad en el mundo" de tal manera que, cualquiera que tenga ideas extrañas, corno sacerdotes y organizadores campesinos en América Latina, va a entender que "lo que nosotros decimos, se hace".

La frase "defensa nacional" no es siquiera un chiste enfermizo, que debería provocar burlas entre gente que se respeta a sí misma. Estados Unidos no enfrenta ninguna amenaza, pero gasta casi tanto en "defensa" como el resto del mundo combinado. Sin embargo, los gastos militares no son bromas. Además de asegurar una particular forma de "estabilidad" en el "interés permanente" de los que cuentan, , necesita el Pentágono para proveer a Gingrich y a su rica clientela , para que puedan fulminar contra el Estado-nana que está llenando sus bolsillos.

El contrato es notablemente descarado. De ahí que las propuestas para incentivos empresariales, reducción de impuestos sobre ganancias y otras asistencias sociales de este tipo para los ricos aparecen bajo el concepto de "Ley para la creación de empleos y el acrecentamiento de los salarios". La sección incluye, en efecto, una provisión de medidas "para crear empleos y aumentar los salarios de los trabajadores" -con la palabra agregada: "sin financiamiento"-. Pero no importa. En el -Newspeak contemporáneo, la palabra "empleos" debe entenderse como "ganancias", de ahí que se trata, en efecto, de una propuesta para "crear empleos", que continuará "acrecentando" los salarios hacia abajo.

Este patrón retórico es también general. Mientras estamos reunidos en noviembre de 1994, Clinton se prepara para ir a la cumbre económica de Asia-Pacífico en Jakarta, donde tendrá poco que decir sobre la conquista de Timor Oriental que llegó a su clímax casi genocida con la amplia ayuda militar estadounidense, o sobre el hecho de que los salarios, en lndonesia son el 50% de los de China, mientras que los trabajadores que tratan de formar sindicatos son asesinados o encarcelados. Pero, sin lugar a dudas, hablará sobre los temas que enfatizó en la última cumbre de la APEC en Seattle, donde presentó su "gran visión de un futuro de libre mercado", ante mucha reverencia, asombro y aclamación. Había decidido hacer esto en un hangar de la corporación aérea Boeing, ofreciendo este triunfo de valores empresariales como el ejemplo primordial de la gran visión de¡ mercado libre. La selección (del lugar) tiene sentido: Boeing es el principal exportador del país, aviones civiles encabezan las exportaciones industriales estadounidenses, y la industria del turismo -basada en el transporte aéreo- cuenta con el 30% del surplus comercial estadounidense en servicios.

Sólo algunos hechos fueron omitidos ante el entusiasta coro. Antes de la Segunda Guerra Mundial, Boeing prácticamente no tenía beneficios. Se enriqueció durante la guerra, con un gran incremento en inversiones, de las que más del 90% provenían del gobierno federal, Las ganancias también florecieron cuando Boeing incremento su valor neto en más de cinco veces, realizando su deber patriótico. Su "fenomenal historia financiera" en los años que siguieron, se basaba también en la largueza del contribuyente fiscal, señaló Frarik Kofsky en un estudio de las primeras fases de posguerra del sistema del Pentágono, "permitiendo a los dueños de las compañías aéreas cosechar ganancias fantásticas con inversiones mínimas de su parte".

Después de la guerra, el mundo empresarial reconoció que "la industria aérea contemporánea no puede existir satisfactoriamente en una economía libre empresarial pura, competitiva, sin subsidios y que "el gobierno es su único salvador posible" (Fortune, Business Week). El sistema del Pentágono fue revitalizado como el "salvador", para sostener y expandir la industria junto con la mayor parte del resto de la economía industrial. La Guerra Fría proveyó el pretexto. El primer secretario de la Fuerza Aérea, Stuart Symington, presentó el asunto con claridad en enero de 1948: "La palabra a usar no era 'subsidio'; la palabra a usar era 'seguridad". Como representante industrial en Washington, Symington regularmente demandó suficientes fondos de adquisición en el presupuesto militar para "satisfacer las necesidades de la industria aérea", como decía, ganando la Boeing la mayor parte.

Y así la historia continúa. A inicios de los ochenta, Boeing contaba con los negocios militares para "la mayor parte de sus ganancias" y después de una baja de 1989 a 1991 , su sección de defensa y espacial tuvo una "tremenda vuelta" como informó el Wall Street Journal. Una razón es el auge de ventas militares externas, cuando Estados Unidos se volvía el mayor vendedor de armamentos, cubriendo alrededor del 75% del mercado del Tercer Mundo, basándose en una amplia intervención del gobierno y subsidios públicos para suavizar el camino. En cuanto a las ganancias del mercado civil, una estimación adecuada de su volumen excluiría la contribución que se deriva de la tecnología de doble uso y otras contribuciones del sector público que son difíciles de cuantificar con precisión pero, sin lugar a dudas, muy sustanciales.

La comprensión de que la industria no puede sobrevivir en una "economía de libre empresa" se extendió mucho más allá de los aviones. La pregunta operativo después de la guerra consistía en qué forma debería tomar el subsidio público. Líderes empresariales entendieron que gastos sociales podrían estimular la economía, pero prefirieron las alternativas militares, por razones que tienen que ver con privilegio y poder, no con "racionalidad económica". En 1948, la prensa empresarial consideraba los "gastos de Guerra Fría" de Truman como una "fórmula mágica para tiempos buenos casi interminables" (Steel). Tales subsidios públicos podrían "mantener un tono ascendente", comentó Business Week, siempre y cuando los rusos cooperaran con una postura lo suficientemente amenazante. En 1949, notaron con alivio que "hasta ahora las iniciativas de paz han sido barridas a un lado" por Washington, pero siguieron preocupados porque su "ofensiva de paz", pese a todo, pudiera interferir con "el prospecto de un continuo crecimiento en los gastos militares". El Magazine of Wall Street vio los gastos militares como una forma de "inyectar nueva fuerza en toda la economía" y un par de años más tarde, consideró "obvio que tanto las economías extranjeras como la nuestra dependen ahora principalmente del volumen de los continuos gastos para armamentos en este país", referiéndose al keynesianismo militar internacional que finalmente tuvo éxito en la reconstrucción de las sociedades capitalistas industriales foráneas.

El sistema del Pentágono tiene numerosas ventajas sobre formas alternativas de intervención en la economía. importe al público una gran carga de los costos mientras asegura un mercado garantizado para la producción en exceso. No menos significante es que no tiene los efectos colaterales indeseables que tiene el gasto social dirigido hacia las necesidades humanas. Aparte de sus efectos redistributivos no bienvenidos, tales gastos tienden a interferir con las prerrogativas de los managers; una producción útil puede socavar la ganancia privada, mientras que la producción de derroche (armas, extravagancias tales como el hombre en la luna, etc.) subsidiada por el Estado es un regalo para el dueño y el manager quien se entregará en seguida cualquier producto derivado que sea interesante para el mercado. Los gastos sociales pueden levantar también el interés y la participación públicos, aumentando de esta forma la amenaza de la democracia. Por estas razones, Business Week explicaba en 1949 que, "existe una diferencia social y económica tremenda entre gastos de inversiones gubernamentales para la asistencia social v para lo militar", siendo lo último mucho más preferible. Y así continúa, notablemente en el Condado de Cobb y otros baluartes semejantes de la doctrina libertaria y de los valores empresariales.

Mercados libres son buenos para el Tercer Mundo y su creciente contraparte aquí. Madres con niños dependientes pueden ser aleccionadas severamente sobre la necesidad de tener confianza en sí mismas, pero no los ejecutivos e inversionistas dependientes, por favor. Para ellos, el Estado benefactor tiene que florecer. "Amor duro" es justo la consigna adecuada para la política estatal, siempre y cuando le demos el significado correcto: amor para los ricos, dureza para todos los demás.

Sobra decir que concentrándose en los países ricos como el nuestro, esto es altamente engañoso. El "neoliberalismo" de doble filo tiene, por mucho, sus efectos más letales en los tradicionales dominios coloniales, que -aparte del área basada en Japón-, son en gran medida un desastre, mejorando solamente por medidas económicas asentadas ideológicamente, que ignoran los efectos sobre las personas. Con apologías desesperanzadamente inadecuadas para las víctimas, dejaré a un lado esta terrible historia de grandes crímenes contra la humanidad, por los cuales seguimos teniendo responsabilidad.

Crisis global económica

Los principales factores que han conducido a la actual crisis económica global se entienden razonablemente bien. Uno es la globalización de la producción, que ha ofrecido a los empresarios el provocador prospecto de hacer retroceder las victorias en derechos humanos conquistadas por la gente trabajadora. La prensa empresarial francamente advierte a los mimados trabajadores occidentales" que tienen que abandonar sus "estilos de vida lujosos" y tales "rigideces del mercado" como seguridad del trabajo, pensiones, salud y seguridad laboral, y otras tonterías anacrónicas. Economistas enfatizan que el flujo laboral es difícil de estimar, pero ésta es una parte pequeña del problema. La amenaza es suficiente, para forzar a la gente a aceptar salarios más bajos, jornada,, más largas, beneficios y seguridad reducidos y otras "inflexibilidades" de esta naturaleza. El fin de la Guerra Fría que retorna a la mayor parte de Europa del Este a su tradicional papel de servicio, pone nuevas armas en las manos de los dueños, como informa la prensa empresarial con irrestricto regocijo, General Motors y Volkswagen pueden desplazar la producción hacia un Tercer Mundo restaurado en el Este, donde pueden encontrar trabajadores a una fracción de los costos de los "mimados trabajadores occidentales", mientras se benefician con altas tarifas proteccionistas y demás amenidades que los "mercados libres realmente existentes" proveen para los ricos. Estados Unidos y Gran Bretaña conducen el proceso de pulverizar a los pobres y a la gente trabajadora, pero otros serán arrastrados, gracias a la integración global.

Y mientras el ingreso familiar medio continúa su baja, aun bajo las condiciones de una recuperación lenta, la revista Fortune goza con malicia de las ganancias "deslumbrantes" de los Fortune 500, pese al "estancado" crecimiento de las ventas. La realidad de la "magra y mala era" es que el país está inundado en capital -pero en las manos correctas-. La desigualdad ha regresado a los niveles anteriores a la Segunda Guerra Mundial, si bien América Latina tiene la peor historia en el mundo, gracias a nuestra benevolente tutela. Como el Banco Mundial -entre otros- reconoce, una igualdad relativa y gastos para la salud y educación son factores significantes para el crecimiento económico (para no mencionar la calidad de vida da). Pero aquél sigue actuando también, para incrementar la desigualdad y socavar el gasto social, en beneficio de los "intereses permanentes".

Un segundo factor en la actual catástrofe del capitalismo de Estado que ha dejado una tercera parte de la población mundial virtualmente sin medios de subsistencia, es la gran explosión del capital financiero no regulado desde que el sistema de Bretton Woods fue desmantelado hace veinte años, con quizás un billón de dólares fluyendo diariamente. Su constitución ha cambiado también de manera radical. Antes de que el sistema fuera desmantelado por Richard Nixon, alrededor del 90% del capital en intercambios internacionales era para inversión y comercio, el 10% para especulación Alrededor de 1990, esos números se habían invertido. Un informe de la UNCTAD estima que el 95% se usa actualmente para la especulación. En 1978, cuando los efectos ya estaban a la vista, el premio Nobel en Economía, James Tobin, sugirió en su discurso presidencial a la Asociación Economistas Estadounidenses que deberían constituirse impuestos para desacelerar los flujos especulativos, que llevarían el mundo hacia una economía de escaso crecimiento, bajos salarios y altas ganancias. En la actualidad, este punto es ampliamente reconocido; un estudio dirigido por Paul Volcker, anterior jefe de la Reserva Federal, atribuye alrededor de la mitad de la desaceleración sustancial en el crecimiento económico desde los comienzos de los años setenta al incremento de la especulación.

En general, el mundo está siendo movido hacia un tipo de modelo del Tercer Mundo, por una política deliberada de Estado y las corporaciones, con sectores de gran riqueza, una gran masa de miseria y una gran población superflua, desprovista de todo derecho porque no contribuye en nada a la generación de ganancias, el único valor humano.

La surplus población tiene que ser mantenida ignorante, pero también debe ser controlada. Este problema es enfrentado de manera directa en los dominios del Tercer Mundo que han sido sometidos por mucho tiempo al control occidental, y, por lo tanto, reflejan los valores conductores con mayor claridad: mecanismos favorecidos incluyen el terror a gran escala, escuadrones de la muerte, la "limpieza social" y otros métodos de probada eficiencia. Aquí, el método favorito ha sido el de confinar a la gente superflua en guetos urbanos que crecientemente se parecen a campos de concentración. Si esto falla, van a las cárceles, que son la contraparte en una sociedad más rica, a los escuadrones de la muerte que nosotros entrenamos y apoyarnos en nuestros dominios. Bajo los entusiastas reaganistas del poder estatal, el número de presos en Estados Unidos casi se triplicó, dejando nuestros principales competidores, África del Sur y Rusia, muy atrás, - si bien Rusia acaba de alcanzamos, va que empieza a dominar los valores de sus tutores estadounidenses.

La "guerra de drogas", que es en gran medida fraudulenta, ha servido como un mecanismo principal para encarcelar a la población no deseada. Una nueva legislación penal debería facilitar el proceso, con sus procedimientos judiciales mucho más severos. Los nuevos y enormes gastos para prisiones también son bienvenidos como otro estímulo keynesiano a la economía. "Las empresas cobran", escribe el Wall Street Journal, reconociendo una nueva manera de ordeñar al publico en esta era "conservadora". Entre los afortunados se encuentran la industria de la construcción, consultorios legales, el floreciente y beneficioso complejo de cárceles privadas, "los nombres más elevados de las finanzas", tales como Goldman Sachs, Prudential y otros, "competiendo para asegurar la construcción de cárceles con bonds (obligaciones) privados, exentos de impuestos"; y, para no olvidarse "el establecimiento de defensa" (Westinghouse, etc.), "olfateando un nuevo campo de negocios" en la supervisión de alta tecnología y sistemas de control del tipo que Big Brother habría admirado'.

No sorprende que el Contrato de Gingrich llame a la expansión de esta guerra contra los pobres. La guerra tiene como blanco primordial a los afro estadounidenses; la estrecha correlación entre raza y clase hace el procedimiento simplemente más natural. Hombres negros son considerados como una población criminal, concluye el criminólogo William Chambliss, autor de muchos estudios, incluyendo la observación directa por parte de estudiantes y profesores en un proyecto con la policía de Washington. Esto no es exactamente correcto; se supone que los criminales tienen derechos constitucionales, pero como muestran los estudios de Chambliss y otros, esto no es verdad para las comunidades escogidas como puntos de mira, que son tratadas como una población bajo ocupación militar-.

Los negros constituyen un blanco particularmente bien escogido porque están indefensos. Y la generación de miedo y odio es, por supuesto, un método estándar de control de la población, trátese de negros, judíos, homosexuales, reinas de la asistencia social o algún otro diablo designado. Éstas son las razones básicas, parece, para el crecimiento de lo que Chambliss llama "la industria de control del crimen". No es que el crimen no sea una amenaza real para la seguridad y la sobrevivencia; lo es y lo ha sido durante mucho tiempo. Pero no se enfrentan las causas; más bien, el crimen es explotado de diferentes maneras como un método de control de la población.

En general, son los sectores más vulnerables, lo- que están siendo atacados. Los niños son otro blanco natural. El asunto ha sido tocado en varios estudios importantes, uno de ellos es un análisis de 1993 de la UNICEF, realizado por la reconocida economista estadounidense Silvia Ann Hewlett, llamado la negligencia para con niños en las sociedades ricas. Estudiando los últimos quince años, Hewlett encuentra una marcada división entre las sociedades angloamericanas y las de Europa continental y Japón. El modelo angloamericano, escribe Hewlett, es un "desastre" para niños y familias; el modelo europeo-japonés, en contraste, ha mejorado su situación considerablemente. Como otros, Hewlett, atribuye el "desastre" angloamericano a la preferencia ideológica para los "mercados libres". Pero ésta es sólo una verdad a medias, como he mencionado. Cualquier nombre que uno quisiera dar a la ideología reinante, es injusto manchar el buen nombre de "conservadurismo", aplicándolo a esta forma de estatismo reaccionario, violento y sin ley, con su desprecio hacia la democracia y los derechos humanos, y también a los mercados.

Dejando a un lado las causas, no hay mucha duda sobre los efectos de lo que Hewlett llama "el espíritu anti-niños desatado en estas tierras", primordialmente Estados Unidos y Gran Bretaña. El "modelo angloamericano lleno de negligencia" ha privatizado en gran medida los servicios de atención a los niños, dejándolos fuera del alcance de la mayoría de la población. El resultado es un desastre para niños y familias, mientras que en el 'modelo europeo que es mucho más asistencial", la política social ha reforzado los sistemas de apoyo para ellos.

Una comisión de alto nivel de los Consejos Educativos de los estados y de la AMA ha recalcado que "nunca antes una generación de niños ha sido menos salubre, menos atendida o menos preparada para la vida que sus padres en la misma edad"; si bien es sólo en las sociedades angloamericanas, donde "un espíritu anti-niño y anti-familia" ha dominado durante quince años bajo la apariencia del "conservadurismo" y de los "valores familiares", un triunfo doctrinal que cualquier dictador admiraría.

En parte, el desastre es simplemente un resultado de los salarios decrecientes. Para una gran parte de la población, ambos padres tienen que trabajar tiempo extra simplemente para proveer lo necesario. Y la eliminación de las "rigideces del mercado" significa que tienes que trabajar horas extras por salarios más bajos -si no, las consecuencias son imprevisibles-. El tiempo en que padres y niños están en contacto se ha reducido radicalmente. Hay un fuerte incremento en el uso de la televisión para la supervisión de los niños, niños encerrados, alcoholismo infantil y uso de drogas, criminalidad, violencia de y contra niños, y otros efectos evidentes sobre la salud, la educación y la capacidad de participar en una sociedad democrática -o, siquiera, la sobrevivencia-.

Éstas no son, nuevamente, leyes de la naturaleza, pero sí políticas sociales conscientemente diseñadas con un objetivo particular: enriquecer a los Fortune 500 (los 500 más ricos que menciona la revista Fortune-H.D.), exactamente lo que sucede, mientras Gingrich y sus semejantes predican impunemente "valores familiares", con la ayuda de aquellos que la prensa obrera de] siglo XIX llamaba "el sacerdocio comprado".

Algunas consecuencias de la guerra contra niños y familias, sí reciben gran atención, en una manera que es ilustradora. En las últimas semanas, importantes revistas han puesto amplia atención en nuevos libros preocupados con decrecientes coeficientes de inteligencia (IQ) y aprendizajes escolares. El New York Times Book Review dedicó un artículo desusadamente largo a este tópico, escrito por su redactor de ciencias, Macolm Browne, quien lo inicia con la advertencia de que gobiernos y sociedades que ignoren los tópicos tematizados por estos libros "lo harán a su propio riesgo". No hay ninguna mención del estudio de la UNICEF, y tampoco he visto ninguna reseña en otra parte -o de hecho, de cualquier estudio que se ocupara de la guerra contra los niños y familias en las sociedades angloamericanas.

Entonces, ¿cuál es la pregunta que ignoramos a nuestro propio riesgo? Sucede que es bastante limitada: posiblemente el IQ es parcialmente heredado, y de manera más ominosa, vinculado a la raza, con negros que engendran como conejos y echan a perder la reserva genética. Quizás las madres negras no crían a sus niños porque se desarrollaron en el cálido pero altamente impredicible ambiente de África, sugiere uno de los autores de los libros reseñados. Ésta es ciencia verdadera, que ignoramos a nuestro propio peligro. Pero podemos, de hecho tenemos que ignorar las políticas sociales para los pobres y la protección estatal para los ricos -basadas en el mercado libre-, y el hecho, por ejemplo, de que en la ciudad donde aparecen estos materiales -que es la más rica en el mundo- el 40% de los niños vive debajo de la línea de pobreza, privado de la esperanza de escapar de la miseria e indigencia. ¿Podría esto tener algo que ver con el estado de los niños y sus logros? Podemos ignorar en seguida tales interrogantes -una decisión natural de los ricos y poderosos, dirigiéndose unos a los otros y buscando justificaciones para la guerra de clases que conducen y sus efectos humanos.

No insultaré su inteligencia discutiendo los méritos científicos de estas contribuciones, habiéndole hecho en otros trabajos, como ya lo hicieron muchos otros.

Éstas son algunas de las formas más feas de control de la población. En la variante más benigna, el populacho tiene que ser desviado hacia actividades no problemáticas por las grandes instituciones de propaganda, organizadas y dirigidas par la comunidad empresarial, medio-estadounidense, que dedica un enorme capital y energía para convertir a la gente en átomos de consumición y herramientas obedientes de producción (si tienen la suficiente suerte para encontrar trabajo) -aislados uno del otro, carentes aun de una concepción de lo que una vida humana decente podría ser. Esto es importante. Sentimientos humanos normales tienen que ser aplastados. Son inconsistentes con una ideología acomodada a las necesidades del privilegio y poder, que celebra la ganancia privada como el valor humano supremo y niega los derechos de la gente más allá de lo que ésta puede salvar en el mercado laboral- aparte de los ricos, que deben recibir una amplia protección por el Estado.

Junto con la democracia, los mercados también son atacados. Aun dejando a un lado la masiva intervención estatal en Estados Unidos y en la economía internacional, la creciente concentración económica y el control de mercado ofrecen mecanismos infinitos para evadir y socavar la disciplina de mercado, una larga historia que no podemos abordar en este ensayo por razones de espacio. Para mencionar sólo un aspecto, alrededor del 40% del "comercio mundial" no es, realmente, comercio; consiste en operaciones internas de las corporaciones, gerenciadas de manera central por una mano altamente visible, con toda clase de mecanismos para socavar los mercados en beneficio de ganancia y poder. El sistema casi-mercantilista del capitalismo transnacional corporativo está lleno de las formas de conspiraciones de los dominantes, sobre las cuales advertía Adam Smith, para no hablar de la tradicional utilización y dependencia del poder estatal y del subsidio público. Un estudio de 1992 de la OECD concluye que la "competencia oligopolítica y la interacción estratégica entre empresas y gobiernos, antes que la mano invisible de las fuerzas del mercado, condicionan en la actualidad las ventajas competitivas y la división internacional del trabajo en las industrias de alta tecnología", tales como agricultura, farmacéuticos, servicios y otras áreas importantes de la economía, en general. La gran mayoría de la población mundial, que está sujeta a la disciplina del mercado e inundada con odas a sus milagros, no debe escuchar esas palabras; y pocas veces las oye.

Me temo que esto apenas toca la superficie. Es fácil de entender el estado de desesperación, ansiedad, falta de esperanza, enojo y temor que prevalece en el mundo, fuera de los sectores opulentos y privilegiados y del "sacerdocio comprado" que cantan alabanzas a nuestra magnificencia, una característica notable de nuestra "cultura contemporánea", si se puede pronunciar esta frase sin vergüenza.

Hace 170 años, muy preocupado con el destino del experimento democrático, Thomas Jefferson hizo una distinción útil entre "aristócratas" y "demócratas". Los "aristócratas' eran "quienes tienen temor y desconfianza en la gente y desean quitarles todos los poderes para ponerlos en manos de las clases altas". Los demócratas, en cambio, "se identifican con la gente, tienen confianza en ella, la elogian y la consideran el honesto y seguro depositario del interés público", si no siempre "los más sabios". Los aristócratas de sus días eran los protagonistas del naciente Estado capitalista, que Jefferson consideraba con mucha consternación, reconociendo la contradicción entre democracia y capitalismo, que es mucho más evidente en la actualidad, cuando tiranías privadas sin control adquieren un poder extraordinario sobre todos los aspectos de la vida.

Como siempre en el pasado, uno puede escoger ser un demócrata en el sentido de Jefferson, o un aristócrata. El segundo camino ofrece ricas recompensas, dado el lugar de riqueza, privilegio y poder, y los fines que naturalmente busca. El otro sendero es uno de lucha, muchas veces de derrota, pero también de recompensas que no pueden ser imaginadas por aquellos que sucumben a lo que la prensa obrera denunciaba hace 150 años como "el Nuevo Espíritu de la Era": "Gana riqueza, olvidando todo menos lo tuyo".

El mundo de hoy está lejos del mundo de Thomas Jefferson o de los trabajadores de mediados del siglo XIX. Pero, las alternativas que ofrece, no han cambiado en esencia.