Augusto Soto
En el último año las relaciones entre la UE y Pekín han empeorado a causa de desencuentros coyunturales. Ante ello, por parte europea es pertinente reevaluar la rica experiencia de la relación bilateral acumulada en distintos niveles durante más de tres décadas y sopesar su utilidad. Además, cabe concienciarse del boom que en el último lustro han experimentado en China las redes de comunicación propias de la era digital. A su vez, esos espacios plantean nuevos asuntos en el desafío de una relación más completa.
Los recientes desencuentros UE-China
Bruselas y Pekín iniciaron 2009 constatando que sus intensas relaciones económicas y culturales alcanzadas en 34 años de vínculos oficiales no se corresponden con sus zigzagueantes relaciones políticas. Las cifras muestran que desde hace cinco años la UE es el mayor socio comercial de China en tanto que ésta es el segundo socio de la UE tras EEUU. Sin embargo, con la cancelación, por parte china, de la 11ª cumbre bilateral, que debía celebrarse el 1 de diciembre, no hay un encuentro bilateral oficial desde el celebrado en Pekín en noviembre de 2007.
El anuncio hecho en Bruselas por el primer ministro chino, Wen Jiabao, y el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, el 30 de enero, expresa que habrá una cumbre “cuando sea posible”, sin fecha precisa aunque probablemente en primavera.
Como se sabe, la congelación política Bruselas-Pekín la decidió China a fines de noviembre como protesta por la visita del Dalai Lama a varios países europeos a inicios de diciembre. En su gira, el líder tibetano se reunió con distintos líderes europeos, entre ellos con el presidente francés, Nicolás Sarkozy (entonces presidente de turno de la UE). Además participó en calidad de Nóbel de la Paz en la celebración del 25 aniversario de la concesión del mismo galardón al líder polaco Lech Walesa, donde dialogó con otras autoridades europeas.
Probablemente se infravaloró que, pese a que los vínculos entre China y la UE se catalogan como “asociación estratégica”, con 24 actividades que incorporan diálogos sectoriales que incluyen política, economía y comercio, entre otros, Pekín estaba en un año especial. Había organizado en agosto los mayores Juegos Olímpicos de la historia y los había ganado. Pero cuatro meses antes la antorcha olímpica había sido obstaculizada en París (con poca prevención policial) por colectivos defensores de los derechos humanos y simpatizantes del Dalai Lama. Ello después de las mayores protestas desde hacía medio siglo, en marzo, contrarias a Pekín en el Tíbet. Éstas contaron con la simpatía de varios líderes europeos y occidentales, quienes por ese motivo mantuvieron hasta el final, incluido Sarkozy, la incógnita de su asistencia a la inauguración de los Juegos.
En septiembre Pekín publicitó como muestra de otro hito de orgullo nacional su exitosa puesta en órbita de la nave espacial Shenzhou VII, que incluyó por primera vez un paseo espacial. Sin embargo, un mes más tarde, el 23 de octubre, el premio Sajarov a la Libertad de Conciencia 2008, otorgado por el Parlamento Europeo, se concedía al encarcelado activista chino Hu Jia, señalado oficialmente como un “criminal” por Pekín.
El Ministerio chino de Asuntos Exteriores manifestó que, ante la cantidad de asuntos globales por tratar el premio no incidiría en la Cumbre ASEM entre Asia y Europa, prevista para el 24 de octubre, pero que, si se concedía, el galardón afectaría a las relaciones China-UE. Obviamente China no podía suspender una cumbre de carácter intercontinental entre 45 países asiáticos y europeos que se celebraría en Pekín. Pero el desencuentro posterior era previsible y por parte china estaba preanunciado en su peculiar terminología moral y práctica. Pekín había subrayado la importancia de los asuntos globales a tratar en la cumbre UE-China (la crisis global) y exigía que se evitasen menciones a sus asuntos estratégicos internos. La cuestión principal era y sigue siendo el Tíbet, que aún debe pasar, en marzo de 2009, por la prueba del 50 aniversario del histórico levantamiento de 1959.
Ante la suspensión de la cumbre por Pekín la UE afirmó que la situación financiera y económica global exigía una “cooperación extremadamente cercana” y expresó “decepción”. Esta declaración fue catalogada como “cínica” e “incomprensible” en Zhongnanhai (centro decisorio y residencial de los dirigentes chinos). Así lo expresaron a este autor, pocos días después y en un marco privado, dos funcionarios del Partido Comunista durante la reunión anual del Trialogue21, que incluye a representantes de China, EEUU y Europa y que se celebró en Washington el 8 y el 9 de diciembre.
Por contraste, en 2007 la Administración Bush condecoró al Dalai Lama con la mayor distinción civil de EEUU. China no adoptó represalias. Es más, en los últimos 15 años las relaciones sino-estadounidenses contienen más incidentes de calibre que los protagonizados por China con la UE. La respuesta más plausible reside en la mayor importancia que Pekín concede a EEUU.
A ojos de Zhongnanhai se puede pasar por alto un episodio agrio con Washington. Pero no con Bruselas o con los países de la UE, que probablemente han confiado demasiado en el dato del voluminoso vínculo comercial con China sin ver que en la percepción de poder este dato no es decisivo para Pekín. Tampoco han contado con la debilidad relativa propia. Una es el atraso tecnológico europeo en relación con EEUU y la otra la conocida falta de concierto europeo, traducida, por ejemplo en sus recientes problemas de integración y en varios asuntos de política exterior común.
Actualmente, Washington y Pekín mantienen 64 diálogos bilaterales anuales a distintos niveles. El pasado 11 de diciembre, pocas semanas después de la elección de Obama, se celebró en Washington una reunión de los Partidos Demócrata y Republicano con representantes del Partido Comunista Chino.
La presencia de la UE en China: aprendizaje múltiple en tres décadas
Sin embargo, más allá de la importancia de la relación que mutuamente se asignan Washington y Pekín, hay distintas clases de cercanía. Y en éstas destaca la presencia lograda por la UE en China en las últimas décadas. Por un lado, la variedad sociocultural y de experiencias del bloque continental europeo puede inspirar a China más que EEUU. Por ejemplo, como referencia de transiciones desde regímenes dictatoriales de distinto signo, de organización federal o autonómica, de sistemas de bienestar social avanzados o de asociacionismo ciudadano. Por otro, las distintas capitales europeas acumulan un acervo comunitario de conocimiento estratégico de China que proviene de sus diversos enfoques de aproximación que conviene compartir.
En un nivel global, desde 1988 la delegación de la Comisión Europea en Pekín sirve de puente con Bruselas y con las Presidencias de turno. Y antes que ella sirven de puente con Pekín la Europa de las embajadas que hoy por hoy representan a 27 Estados-nación. En este plano han operado condesventajaporque, como se ha dicho, es más difícil tratar con Zhongnanhai desde un bloque de soberanías distintas y con distintas posturas. Es la primera lección que aprende un diplomático europeo allí.
En el segundo nivel de la implicación europea en China se sitúan los ámbitos de acción comercial, empresarial y educativa. A inicios de 2009 existen directivos y personal, además de académicos y estudiantes, que tienen ya una o varias décadas de experiencia en China, a menudo con varios años de residencia continua o con continuos viajes al país. Un foco central de interacción es la China Europe International Business School (CEIBS), proyecto pionero de la UE. Allí se sitúa la interfaz principalmente virtual que es la Academia Sinica Europaea. En ésta, como en otras instituciones y proyectos que consideran los intercambios interculturales con China (y en base a la variedad que ofrece el mapa cultural europeo) se estima que se hay costes tangibles cada vez que empeoran los vínculos UE-China.
Paralelamente a los espacios de aprendizaje, se ha potenciado el trabajo de campo de las experiencias en China y se han producido innumerables estudios. De entre los más prácticos para el entendimiento mutuo resalta el de Björkman y Kock, Social Relationships and Business Networks: The Case of Western Companies in China, de 1995, que constata que entre el personal de varias empresas escandinavas, como le ocurre al personal chino, es difícil para su propio personal destacado en China distinguir entre negocios, comunicación y relaciones sociales. La apreciación es aplicable a todos los niveles de las relaciones en ese país. También se ha llegado a importantes conclusiones recientes, como el informe Effects on the European Economy of Shortages of Foreign Language Skills in Enterprise encargado por la Comisión Europea y difundido en 2007, referido a pérdidas económicas detectadas en compañías europeas en el exterior, y destacadamente en China, debido a la desatención de la lengua del país y a los factores interculturales.
En el catálogo del aprendizaje destacan detalles importantes y aportes de la alta cultura llevados a la práctica. Las más famosas escuelas de negocios y academias de estrategia europeas (como otras del mundo) han analizado el clásico manual de Sunzi, El arte de la guerra y también las tácticas de diversos libros clásicos muy difundidos. Destacan las estratagemas de la “fortaleza vacía” (referida a la ganancia de tiempo), del “préstamo de flechas” (referido al uso de recursos del oponente). También en las universidades europeas se ha estudiado con múltiples ejemplos específicos el concepto clave de “salvar la cara” (la autoestima pública), el sentido de la reciprocidad o de la ambigüedad estratégica a la hora de practicarla. Y, cómo no, el concepto de crisis, weiji (que significa a la vez riesgo y oportunidad, aunque no en la forma más popularizada).
En las relaciones cara a cara, millones de europeos (entre ellos los turistas) se han visto expuestos a situaciones novedosas cuyas claves pueden contribuir a reconocer un conflicto o a fortalecer una relación al más alto nivel o en la China profunda. En primer lugar destaca el lenguaje corporal (las sonrisas y risas, que no siempre significan lo mismo que en la diversa Europa). Los sí (que significan literalmente sí o que no se expresan o significan un no o indefinición). En fin, sobresale el significado e interacción en el banquete (que posee una mayor centralidad que el banquete europeo).
En otro nivel se sitúa el mismísimo abc del acercamiento mutuo de las sociedades de China y de la UE en estas tres décadas. Los chinos se han familiarizado en la propia China con nuestro alfabeto con el reforzamiento, en su sistema educativo, de la forma de transcripción denominada pinyin. Éste se elaboró en la década de los años 50, pero se comenzó a aplicar decididamente hace 30 años, casi coincidentemente con el establecimiento de la relación China-UE. Fue el primer paso para aprender inglés y todas las lenguas europeas de alfabeto latino y para utilizar los ordenadores chinos valiéndose de él.
De la cultura y de las emergentes redes sociales
La creciente importancia de lo cultural y lo intercultural se expresa en el lanzamiento hace un lustro del Instituto Confucio, dedicado a la proyección de la cultura china. Su presencia mundial es de ya 295 centros, la mayoría en Europa, de donde a su vez provienen modelos asentados en China y que le han servido de referencia. Destacan el British Council, el Instituto Goethe, el Dante Alighieri, la Alliance Française y el Instituto Cervantes.
Es realmente novedoso que Pekín conceda a este tipo de relaciones un sentido estratégico mundial. Recuérdese que el Partido Comunista llegó al poder con el propósito de acabar con los vestigios de Confucio y que aún en 1976 su nombre equivalía a un insulto o a un arma arrojadiza en las luchas intra-partido.
Una iniciativa que ha captado la nueva tendencia es el China-Europa Forum, dedicado a acercar a ambas sociedades civiles. Fue iniciado en 2005 por la Fundación Charles Léopold Mayer y la Asociación de Intelectuales Chinos en Europa. No está concebido para desarrollar proyectos ni para materializarse en un instituto de investigación. Aspira a facilitar el diálogo entre las sociedades civiles en plataformas virtuales y en encuentros presenciales en temas que abarcan la gobernanza, el medio ambiente, la energía y la ética, entre muchos otros.
Ciertamente este esquema apenas puede contribuir en el actual distanciamientopolítico entre Europa y China. En lo inmediato para ello está la política y la diplomacia. Pero como afirmó Etienne Reuter, antiguo asesor de la Comisión Europea en la reunión del China-Europa Forum celebrada en Casa Asia el pasado noviembre, dicha red puede contribuir a una mayor comprensión con China en el largo plazo. O sea, implícitamente se entiende que puede acompañar en diplomacia pública.
Conviene recordar que los internautas chinos son tan poderosos (si no entran en política interna) como sus contrapartes en Occidente. Las estadísticas indican que China supera ya los 300 millones de internautas y los 633 millones de móviles (con un tránsito estimado de mensajes SMS el pasado noviembre de casi 57.000 millones). Se contabilizan 50 millones de blogueros y 100 millones de blogs, además de una expansión notable de skype. En resumen, como en Occidente, personas que dialogan constantemente en comunicaciones ciudad-ciudad, campo-ciudad, interprovinciales e internacionales.
En cuanto a la interacción con Europa en este nivel la relación es creciente. Por ejemplo en los vínculos empresariales diarios (vía e-mail o skype), e igualmente a la hora de incidentes. En el campo de la seguridad alimentaria se constatan incipientes intercambios entre productores e importadores (por ejemplo en los casos de productos contaminados con melamina que llegaron a Europa en 2008). A la vez, por lo que toca a las ONG, hay intercambio en la concienciación de buenas prácticas en relación con el medio ambiente o en el combate contra enfermedades como el SIDA.
E incluso hay diálogo en medio de protestas contra Pekín o contra algún país europeo. Como se sabe, el cruce de acusaciones lleva implícita la multiplicación de sus dañinos bulos que distorsionan la percepción de los problemas. Así ocurrió con las campañas contra la cadena francesa Carrefour, acusada el pasado mayo de financiar movimientos independentistas en el Tíbet. O con los enfrentamientos frontales en los chat registrados el pasado marzo a propósito de los levantamientos populares tibetanos. Recuérdese igualmente que la mala percepción mutua es terreno abonado para los devastadores hackers a los que está expuesto, literalmente, todo el mundo.
Otro espacio es el de los intercambios educacionales privados (todo un desafío para las instituciones tradicionales que pierden alumnos por opciones más flexibles), por ejemplo, en la enseñanza de las lenguas y culturas de China y Europa que cuentan con numerosos profesores particulares y refinadas páginas virtuales. Por otra parte, un campo poco explorado será la posibilidad de interacción de think tanks independientes con potencial de colaboración con las instituciones tradicionales, como la universidad europea surgida históricamente de Bolonia y redefinida actualmente.
En el campo de la cultura abierta al público, China cuenta con múltiples micro y macro polos de actuación. En la capital destaca la organización cultural Thinking Hands (de carácter micro), en la que trabajan chinos y europeos en el complejo de arte 789 y en el distrito de Dashanzi (de carácter macro). 789 se ha convertido en pocos años en uno de los complejos culturales más activos del mundo. Es un punto de encuentro artístico, social, de las artes, las humanidades y el ocio. Y no es casualidad que periódicamente reciba también a altas personalidades políticas extranjeras.
Conclusiones
Paradójicamente, la Presidencia de la UE de la euroescéptica Praga podría significar un compás de respiro con Pekín. En clave china, en nombre de la UE, ha prometido que “nuestros actos estarán en concordancia con nuestros sentimientos”. Lo que se refiere en especial al Tíbet.
Pero cabe recordar que hay más aniversarios sensibles en 2009. Se cumplen 60 años de la fundación de la República Popular China, 20 años del movimiento y represión de Tiananmen y 90 años del Movimiento del 4 de mayo (todos de significado nacional). Coincidirán con una crisis económica y social en China y que se manifiesta ya en un aumento del paro y en una latente efervescencia social.
Nuestras autoridades debieran recordar que el conocimiento mutuo de ambas partes a nivel diplomático, empresarial, académico y de sociedad civil es un fenómeno que se ha estado desarrollando desde hace tres décadas y con cuya experiencia y actores hay que contar más.
Esa interacción continúa hoy en una relación digital (básicamente en inglés, pero también en chino), que plantea nuevos desafíos y oportunidades. En ella hay un abanico de “nichos” de actuación tanto en tiempos normales como de crisis bilaterales. En estas últimas destaca la información o la prevención de conflictos muy circunscritos (por ejemplo, en la relación de productos deficientes o adulterados) o en la reacción ante bulos difundidos por Internet y la amenaza de pandemias o en la alerta temprana de hackers.
Las crecientes redes sociales son un proceso creciente, multiforme y probablemente imparable con incidencia en las relaciones China-UE. La diplomacia tradicional, incluida la pública, además de mantener el diálogo con un determinado tipo de interlocutores, tendrá que estar más atenta a las pulsiones de estos colectivos.
En el último año las relaciones entre la UE y Pekín han empeorado a causa de desencuentros coyunturales. Ante ello, por parte europea es pertinente reevaluar la rica experiencia de la relación bilateral acumulada en distintos niveles durante más de tres décadas y sopesar su utilidad. Además, cabe concienciarse del boom que en el último lustro han experimentado en China las redes de comunicación propias de la era digital. A su vez, esos espacios plantean nuevos asuntos en el desafío de una relación más completa.
Los recientes desencuentros UE-China
Bruselas y Pekín iniciaron 2009 constatando que sus intensas relaciones económicas y culturales alcanzadas en 34 años de vínculos oficiales no se corresponden con sus zigzagueantes relaciones políticas. Las cifras muestran que desde hace cinco años la UE es el mayor socio comercial de China en tanto que ésta es el segundo socio de la UE tras EEUU. Sin embargo, con la cancelación, por parte china, de la 11ª cumbre bilateral, que debía celebrarse el 1 de diciembre, no hay un encuentro bilateral oficial desde el celebrado en Pekín en noviembre de 2007.
El anuncio hecho en Bruselas por el primer ministro chino, Wen Jiabao, y el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, el 30 de enero, expresa que habrá una cumbre “cuando sea posible”, sin fecha precisa aunque probablemente en primavera.
Como se sabe, la congelación política Bruselas-Pekín la decidió China a fines de noviembre como protesta por la visita del Dalai Lama a varios países europeos a inicios de diciembre. En su gira, el líder tibetano se reunió con distintos líderes europeos, entre ellos con el presidente francés, Nicolás Sarkozy (entonces presidente de turno de la UE). Además participó en calidad de Nóbel de la Paz en la celebración del 25 aniversario de la concesión del mismo galardón al líder polaco Lech Walesa, donde dialogó con otras autoridades europeas.
Probablemente se infravaloró que, pese a que los vínculos entre China y la UE se catalogan como “asociación estratégica”, con 24 actividades que incorporan diálogos sectoriales que incluyen política, economía y comercio, entre otros, Pekín estaba en un año especial. Había organizado en agosto los mayores Juegos Olímpicos de la historia y los había ganado. Pero cuatro meses antes la antorcha olímpica había sido obstaculizada en París (con poca prevención policial) por colectivos defensores de los derechos humanos y simpatizantes del Dalai Lama. Ello después de las mayores protestas desde hacía medio siglo, en marzo, contrarias a Pekín en el Tíbet. Éstas contaron con la simpatía de varios líderes europeos y occidentales, quienes por ese motivo mantuvieron hasta el final, incluido Sarkozy, la incógnita de su asistencia a la inauguración de los Juegos.
En septiembre Pekín publicitó como muestra de otro hito de orgullo nacional su exitosa puesta en órbita de la nave espacial Shenzhou VII, que incluyó por primera vez un paseo espacial. Sin embargo, un mes más tarde, el 23 de octubre, el premio Sajarov a la Libertad de Conciencia 2008, otorgado por el Parlamento Europeo, se concedía al encarcelado activista chino Hu Jia, señalado oficialmente como un “criminal” por Pekín.
El Ministerio chino de Asuntos Exteriores manifestó que, ante la cantidad de asuntos globales por tratar el premio no incidiría en la Cumbre ASEM entre Asia y Europa, prevista para el 24 de octubre, pero que, si se concedía, el galardón afectaría a las relaciones China-UE. Obviamente China no podía suspender una cumbre de carácter intercontinental entre 45 países asiáticos y europeos que se celebraría en Pekín. Pero el desencuentro posterior era previsible y por parte china estaba preanunciado en su peculiar terminología moral y práctica. Pekín había subrayado la importancia de los asuntos globales a tratar en la cumbre UE-China (la crisis global) y exigía que se evitasen menciones a sus asuntos estratégicos internos. La cuestión principal era y sigue siendo el Tíbet, que aún debe pasar, en marzo de 2009, por la prueba del 50 aniversario del histórico levantamiento de 1959.
Ante la suspensión de la cumbre por Pekín la UE afirmó que la situación financiera y económica global exigía una “cooperación extremadamente cercana” y expresó “decepción”. Esta declaración fue catalogada como “cínica” e “incomprensible” en Zhongnanhai (centro decisorio y residencial de los dirigentes chinos). Así lo expresaron a este autor, pocos días después y en un marco privado, dos funcionarios del Partido Comunista durante la reunión anual del Trialogue21, que incluye a representantes de China, EEUU y Europa y que se celebró en Washington el 8 y el 9 de diciembre.
Por contraste, en 2007 la Administración Bush condecoró al Dalai Lama con la mayor distinción civil de EEUU. China no adoptó represalias. Es más, en los últimos 15 años las relaciones sino-estadounidenses contienen más incidentes de calibre que los protagonizados por China con la UE. La respuesta más plausible reside en la mayor importancia que Pekín concede a EEUU.
A ojos de Zhongnanhai se puede pasar por alto un episodio agrio con Washington. Pero no con Bruselas o con los países de la UE, que probablemente han confiado demasiado en el dato del voluminoso vínculo comercial con China sin ver que en la percepción de poder este dato no es decisivo para Pekín. Tampoco han contado con la debilidad relativa propia. Una es el atraso tecnológico europeo en relación con EEUU y la otra la conocida falta de concierto europeo, traducida, por ejemplo en sus recientes problemas de integración y en varios asuntos de política exterior común.
Actualmente, Washington y Pekín mantienen 64 diálogos bilaterales anuales a distintos niveles. El pasado 11 de diciembre, pocas semanas después de la elección de Obama, se celebró en Washington una reunión de los Partidos Demócrata y Republicano con representantes del Partido Comunista Chino.
La presencia de la UE en China: aprendizaje múltiple en tres décadas
Sin embargo, más allá de la importancia de la relación que mutuamente se asignan Washington y Pekín, hay distintas clases de cercanía. Y en éstas destaca la presencia lograda por la UE en China en las últimas décadas. Por un lado, la variedad sociocultural y de experiencias del bloque continental europeo puede inspirar a China más que EEUU. Por ejemplo, como referencia de transiciones desde regímenes dictatoriales de distinto signo, de organización federal o autonómica, de sistemas de bienestar social avanzados o de asociacionismo ciudadano. Por otro, las distintas capitales europeas acumulan un acervo comunitario de conocimiento estratégico de China que proviene de sus diversos enfoques de aproximación que conviene compartir.
En un nivel global, desde 1988 la delegación de la Comisión Europea en Pekín sirve de puente con Bruselas y con las Presidencias de turno. Y antes que ella sirven de puente con Pekín la Europa de las embajadas que hoy por hoy representan a 27 Estados-nación. En este plano han operado condesventajaporque, como se ha dicho, es más difícil tratar con Zhongnanhai desde un bloque de soberanías distintas y con distintas posturas. Es la primera lección que aprende un diplomático europeo allí.
En el segundo nivel de la implicación europea en China se sitúan los ámbitos de acción comercial, empresarial y educativa. A inicios de 2009 existen directivos y personal, además de académicos y estudiantes, que tienen ya una o varias décadas de experiencia en China, a menudo con varios años de residencia continua o con continuos viajes al país. Un foco central de interacción es la China Europe International Business School (CEIBS), proyecto pionero de la UE. Allí se sitúa la interfaz principalmente virtual que es la Academia Sinica Europaea. En ésta, como en otras instituciones y proyectos que consideran los intercambios interculturales con China (y en base a la variedad que ofrece el mapa cultural europeo) se estima que se hay costes tangibles cada vez que empeoran los vínculos UE-China.
Paralelamente a los espacios de aprendizaje, se ha potenciado el trabajo de campo de las experiencias en China y se han producido innumerables estudios. De entre los más prácticos para el entendimiento mutuo resalta el de Björkman y Kock, Social Relationships and Business Networks: The Case of Western Companies in China, de 1995, que constata que entre el personal de varias empresas escandinavas, como le ocurre al personal chino, es difícil para su propio personal destacado en China distinguir entre negocios, comunicación y relaciones sociales. La apreciación es aplicable a todos los niveles de las relaciones en ese país. También se ha llegado a importantes conclusiones recientes, como el informe Effects on the European Economy of Shortages of Foreign Language Skills in Enterprise encargado por la Comisión Europea y difundido en 2007, referido a pérdidas económicas detectadas en compañías europeas en el exterior, y destacadamente en China, debido a la desatención de la lengua del país y a los factores interculturales.
En el catálogo del aprendizaje destacan detalles importantes y aportes de la alta cultura llevados a la práctica. Las más famosas escuelas de negocios y academias de estrategia europeas (como otras del mundo) han analizado el clásico manual de Sunzi, El arte de la guerra y también las tácticas de diversos libros clásicos muy difundidos. Destacan las estratagemas de la “fortaleza vacía” (referida a la ganancia de tiempo), del “préstamo de flechas” (referido al uso de recursos del oponente). También en las universidades europeas se ha estudiado con múltiples ejemplos específicos el concepto clave de “salvar la cara” (la autoestima pública), el sentido de la reciprocidad o de la ambigüedad estratégica a la hora de practicarla. Y, cómo no, el concepto de crisis, weiji (que significa a la vez riesgo y oportunidad, aunque no en la forma más popularizada).
En las relaciones cara a cara, millones de europeos (entre ellos los turistas) se han visto expuestos a situaciones novedosas cuyas claves pueden contribuir a reconocer un conflicto o a fortalecer una relación al más alto nivel o en la China profunda. En primer lugar destaca el lenguaje corporal (las sonrisas y risas, que no siempre significan lo mismo que en la diversa Europa). Los sí (que significan literalmente sí o que no se expresan o significan un no o indefinición). En fin, sobresale el significado e interacción en el banquete (que posee una mayor centralidad que el banquete europeo).
En otro nivel se sitúa el mismísimo abc del acercamiento mutuo de las sociedades de China y de la UE en estas tres décadas. Los chinos se han familiarizado en la propia China con nuestro alfabeto con el reforzamiento, en su sistema educativo, de la forma de transcripción denominada pinyin. Éste se elaboró en la década de los años 50, pero se comenzó a aplicar decididamente hace 30 años, casi coincidentemente con el establecimiento de la relación China-UE. Fue el primer paso para aprender inglés y todas las lenguas europeas de alfabeto latino y para utilizar los ordenadores chinos valiéndose de él.
De la cultura y de las emergentes redes sociales
La creciente importancia de lo cultural y lo intercultural se expresa en el lanzamiento hace un lustro del Instituto Confucio, dedicado a la proyección de la cultura china. Su presencia mundial es de ya 295 centros, la mayoría en Europa, de donde a su vez provienen modelos asentados en China y que le han servido de referencia. Destacan el British Council, el Instituto Goethe, el Dante Alighieri, la Alliance Française y el Instituto Cervantes.
Es realmente novedoso que Pekín conceda a este tipo de relaciones un sentido estratégico mundial. Recuérdese que el Partido Comunista llegó al poder con el propósito de acabar con los vestigios de Confucio y que aún en 1976 su nombre equivalía a un insulto o a un arma arrojadiza en las luchas intra-partido.
Una iniciativa que ha captado la nueva tendencia es el China-Europa Forum, dedicado a acercar a ambas sociedades civiles. Fue iniciado en 2005 por la Fundación Charles Léopold Mayer y la Asociación de Intelectuales Chinos en Europa. No está concebido para desarrollar proyectos ni para materializarse en un instituto de investigación. Aspira a facilitar el diálogo entre las sociedades civiles en plataformas virtuales y en encuentros presenciales en temas que abarcan la gobernanza, el medio ambiente, la energía y la ética, entre muchos otros.
Ciertamente este esquema apenas puede contribuir en el actual distanciamientopolítico entre Europa y China. En lo inmediato para ello está la política y la diplomacia. Pero como afirmó Etienne Reuter, antiguo asesor de la Comisión Europea en la reunión del China-Europa Forum celebrada en Casa Asia el pasado noviembre, dicha red puede contribuir a una mayor comprensión con China en el largo plazo. O sea, implícitamente se entiende que puede acompañar en diplomacia pública.
Conviene recordar que los internautas chinos son tan poderosos (si no entran en política interna) como sus contrapartes en Occidente. Las estadísticas indican que China supera ya los 300 millones de internautas y los 633 millones de móviles (con un tránsito estimado de mensajes SMS el pasado noviembre de casi 57.000 millones). Se contabilizan 50 millones de blogueros y 100 millones de blogs, además de una expansión notable de skype. En resumen, como en Occidente, personas que dialogan constantemente en comunicaciones ciudad-ciudad, campo-ciudad, interprovinciales e internacionales.
En cuanto a la interacción con Europa en este nivel la relación es creciente. Por ejemplo en los vínculos empresariales diarios (vía e-mail o skype), e igualmente a la hora de incidentes. En el campo de la seguridad alimentaria se constatan incipientes intercambios entre productores e importadores (por ejemplo en los casos de productos contaminados con melamina que llegaron a Europa en 2008). A la vez, por lo que toca a las ONG, hay intercambio en la concienciación de buenas prácticas en relación con el medio ambiente o en el combate contra enfermedades como el SIDA.
E incluso hay diálogo en medio de protestas contra Pekín o contra algún país europeo. Como se sabe, el cruce de acusaciones lleva implícita la multiplicación de sus dañinos bulos que distorsionan la percepción de los problemas. Así ocurrió con las campañas contra la cadena francesa Carrefour, acusada el pasado mayo de financiar movimientos independentistas en el Tíbet. O con los enfrentamientos frontales en los chat registrados el pasado marzo a propósito de los levantamientos populares tibetanos. Recuérdese igualmente que la mala percepción mutua es terreno abonado para los devastadores hackers a los que está expuesto, literalmente, todo el mundo.
Otro espacio es el de los intercambios educacionales privados (todo un desafío para las instituciones tradicionales que pierden alumnos por opciones más flexibles), por ejemplo, en la enseñanza de las lenguas y culturas de China y Europa que cuentan con numerosos profesores particulares y refinadas páginas virtuales. Por otra parte, un campo poco explorado será la posibilidad de interacción de think tanks independientes con potencial de colaboración con las instituciones tradicionales, como la universidad europea surgida históricamente de Bolonia y redefinida actualmente.
En el campo de la cultura abierta al público, China cuenta con múltiples micro y macro polos de actuación. En la capital destaca la organización cultural Thinking Hands (de carácter micro), en la que trabajan chinos y europeos en el complejo de arte 789 y en el distrito de Dashanzi (de carácter macro). 789 se ha convertido en pocos años en uno de los complejos culturales más activos del mundo. Es un punto de encuentro artístico, social, de las artes, las humanidades y el ocio. Y no es casualidad que periódicamente reciba también a altas personalidades políticas extranjeras.
Conclusiones
Paradójicamente, la Presidencia de la UE de la euroescéptica Praga podría significar un compás de respiro con Pekín. En clave china, en nombre de la UE, ha prometido que “nuestros actos estarán en concordancia con nuestros sentimientos”. Lo que se refiere en especial al Tíbet.
Pero cabe recordar que hay más aniversarios sensibles en 2009. Se cumplen 60 años de la fundación de la República Popular China, 20 años del movimiento y represión de Tiananmen y 90 años del Movimiento del 4 de mayo (todos de significado nacional). Coincidirán con una crisis económica y social en China y que se manifiesta ya en un aumento del paro y en una latente efervescencia social.
Nuestras autoridades debieran recordar que el conocimiento mutuo de ambas partes a nivel diplomático, empresarial, académico y de sociedad civil es un fenómeno que se ha estado desarrollando desde hace tres décadas y con cuya experiencia y actores hay que contar más.
Esa interacción continúa hoy en una relación digital (básicamente en inglés, pero también en chino), que plantea nuevos desafíos y oportunidades. En ella hay un abanico de “nichos” de actuación tanto en tiempos normales como de crisis bilaterales. En estas últimas destaca la información o la prevención de conflictos muy circunscritos (por ejemplo, en la relación de productos deficientes o adulterados) o en la reacción ante bulos difundidos por Internet y la amenaza de pandemias o en la alerta temprana de hackers.
Las crecientes redes sociales son un proceso creciente, multiforme y probablemente imparable con incidencia en las relaciones China-UE. La diplomacia tradicional, incluida la pública, además de mantener el diálogo con un determinado tipo de interlocutores, tendrá que estar más atenta a las pulsiones de estos colectivos.